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Germaine Gómez Haro
Las obras de arte en la ciudad de los libros (II Y ÚLTIMA)
En la entrega anterior (16 de diciembre, 2012) se comentó el extraordinario acierto de Consuelo Sáizar al haber comisionado intervenciones artísticas para las áreas públicas y para las magníficas salas que albergan las diferentes bibliotecas privadas adquiridas por Conaculta y ahora ubicadas en la recién inaugurada Ciudad de los Libros. En la Biblioteca Monsiváis, diseñada por Javier Sánchez y Aisha Ballesteros, el invitado fue Francisco Toledo quien, como es bien sabido, fue uno de los amigos más cercanos del escritor. Inspirado en el amor que éste profesaba a los gatos, el maestro oaxaqueño realizó los diseños de cuatro obras tan hermosas como divertidas, que forman parte integral del proyecto arquitectónico de este acervo. En primera instancia se aprecia una cenefa que corre por el pasillo perimetral de la sala, realizada con mármoles y piedras calizas de diversos tonos, creando un mosaico de formas geométricas que evocan la silueta de un felino estilizado que se repite rítmicamente. En los últimos tiempos, Toledo se ha abocado a realizar proyectos experimentales al alimón con artesanos de muy diversos géneros, con el propósito de crear obras de diseño contemporáneo de una sofisticación inédita. A manera de remate de uno de los libreros, se colocaron dos piezas murales realizadas en felpa en las que aparecen la imagen de Monsiváis y sus gatos rodeados de libros. En otra sección se incluyó un gobelino de hilo tejido en telar, en el que aparece de nuevo el gato estilizado, una obra de impresionante factura que da cuenta del nivel de elegancia y finura que puede alcanzar la mano experta del artesano, siguiendo un diseño altamente delicado y de carácter plenamente contemporáneo. En la zona de lectura se colocó una alfombra hecha de hilos de seda que evoca la figura de un “gato enmarañado”.
La sección infantil proyectada por Alejandro Sánchez García y Bernardo Gómez Pimienta –creadores del plan maestro integral del edificio– es digna de mención por su extraordinario diseño que combina perfectamente el uso práctico y lúdico de cada sala, con una estética juguetona en el mobiliario, aunados a la asombrosa frescura y vitalidad de las obras creadas por la artista plástica Magali Lara. A decir de Alejandro Sánchez, “el proyecto está resuelto con base en un sistema de elementos orgánicos inspirados en el círculo y el cilindro”, concepto que Magali tradujo en pinturas y gobelinos de gran formato, una alfombra y un alucinante dibujo digital fragmentado en sesenta y nueve recuadros dispuestos en forma irregular que integran una gran pieza de 3.50 × 14 m. Sobre ésta comenta la autora: “Mi idea es que pueda ser lo suficientemente provocativa para permitir que los niños imaginen formas e historias a su gusto, además de dar un descanso a la vista, como si fuera humo o nubes que habitan dentro de la sala.” Las composiciones semiabstractas de Magali, sus características evocaciones florales y vegetales que desbordan sensualidad, seguramente atraparán la mirada de los niños invitándolos a dejar volar su imaginación, y propiciando el entreveramiento del goce intelectual y sensorial que se busca detonar en los noveles lectores.
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El visitante descubrirá otras intervenciones a lo largo del recorrido por la Ciudad de los Libros. Para el Patio de Lectura, Vicente Rojo creó una pintura titulada “Gran escenario primitivo”, integrada por sesenta cuadros que se antojan una suerte de variaciones sobre un mismo tema, y el Doctor Lakra plasmó, sobre un gran muro en el vestíbulo del espacio que funcionará como teatro, una delirante composición que alude a referencias bibliográficas que se confunden entre sus característicos guiños cargados de significados crípticos; Minerva Cuevas y Laureana Toledo participan con intervenciones en el Fondo Reservado México; Alejandra Zermeño elaboró tres esculturas antropomórficas para la Biblioteca Antonio Castro Leal, y Perla Krauze diseñó una escultura móvil que pende del techo de la Biblioteca Jaime García Terrés, emulando una lluvia de piedras multicolores elaboradas con resinas transparentes.
Es de esperarse que esta gran Biblioteca de Bibliotecas cumpla con su objetivo primordial, que es promover la pasión por la lectura y el difícil e invaluable oficio de la investigación, en un espacio plenamente disfrutable, único en su género en nuestro país. Enhorabuena a todos los que hicieron posible este soberbio proyecto.
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