Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Poetas de los cincuenta
en Guanajuato:
la generación vigente
Ricardo Yáñez entrevista con Benjamín Valdivia
El México de
Iván Oropeza
Ana Paula Pintado
Diez cuentwitters
Enrique Héctor González
Strindberg,
psique y pasión
Miguel Ángel Quemain
El infierno según Strindberg
Omar Alain Rodrigo
Insurgentes: cine y
política en Bolivia
Hugo José Suárez
Leer
Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Cabezalcubo
Jorge Moch
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Enrique López Aguilar
[email protected]
Fin del mundo (según “los mayas”)
Si un lector, algún lector, cualquier lector se encuentra leyendo estas líneas el día de hoy, eso se debe a que no se cumplió la “profecía maya” acerca del fin del mundo, propuesto para el viernes 21 de diciembre de 2012, a las 11:12 am., según el Calendario maya de la cuenta larga (que abarca 5 mil 125 años).
Dicho incumplimiento es atribuible a muchísimos factores, entre otros: a) un error humano de lectura e interpretación, b) un problema de bilingüismo entre el traductor y el manuscrito original, c) el manejo de una fuente incierta, con errores e interpolaciones, no cotejada con fuentes más confiables; d) el manejo de una fuente sin pies de página ni bibliografía confiable, e) una falta de concordancia entre los calendarios maya, juliano y gregoriano; f) una mala lectura del mapa astronómico, porque g) los mayas, con toda su sabiduría, no previeron el fenómeno de los hoyos negros, y h) la lectura maya parte de una lectura del mapa astronómico visto desde el hemisferio norte, de donde i) se hace necesario completarla con la parte del mapa vista desde el hemisferio sur; j) Israel no ha conseguido materializar su idea neonazi de destruir a los árabes y al mundo de los gentiles con un bombazo atómico marca llorarás que san Adolfo, su inspirador, les ha sugerido desde hace muchos años; k) ya no existe la URSS para amenazar con tales daños, l) Estados Unidos no parece interesado en el tema de la destrucción instantánea del planeta, sino en su lenta corrosión; m) el mencionado Calendario no se puso de acuerdo con las profecías del Apocalipsis, las relacionadas con el Ragnarök, las previstas por el Oráculo de Delfos, el dolor de callos de la abuela Margarita, el súbito fin de las menstruaciones de la tía Elena o el buen olfato del Canelo, perro callejero adoptado por los vecinos al que no se le escapa ninguna rata; n) las ventas de libros, tarotes mayas, perfumes, esencias, sahumerios, collares, emplastos, patitas, yerbas, ungüentos y bendiciones fueron insuficientes para llenar los bolsillos de los profetas del desastre, lo que ñ) les hizo ver que por qué no amenazar con otros finales del mundo en años subsecuentes; o) todavía no se hace la taquillera película que ilustre el tema, p) las razones que se le ocurran al lector, incluida la idea de un señor de nombre Carlos que algo decía de que las religiones eran el opio del pueblo.
En 1967 los impresionables niños de aquel entonces padecimos lo que magnificaban algunos atroces maristas –según sus creencias– acerca de la Virgen de Garabandal, hija de la Virgen de Fátima, hija de la Virgen de Lourdes, todas ellas productoras de dictados y mensajes secretos para las autoridades vaticanas en los que se informaba del horrible fin del mundo por venir (cosa de días, cosa de hacer acopio de agua y latas), porque la Bestia llegaría antes de un malabarístico final lleno de arcoíris, estrellas estrelladas contra la Tierra y mucho polvo, un polvo que sólo los palestinos en Gaza podrían describir junto con otras víctimas de las innumerables guerras de este mundo. La ventaja de aquellas profecías era que sólo se trataba de una pequeña prevalencia de la Bestia antes de la llegada de los Rostros Benditos de María y el Mesías.
Qué tiempos aquellos de Emily Kranz, Zulma Faiad y los bikinis, mera peccata minuta para los diablos menores; cuánto final y cuánta imaginación retorcida para suponer la destrucción de la humanidad.
Podremos respirar tranquilos otros 5 mil 125 años, en lo que estudiosos mayenses, teólogos cristianos, sabios complejos y astrólogos trascendentes se podrán poner de acuerdo para definir la siguiente fecha del fin del mundo, olvidados de que los verdaderos fines del mundo ocurren con los problemas económicos sin resolver, con la violencia a flor de piel en lo individual y lo colectivo, con los fraudes electorales, con la impunidad de expresidentes que (hay que imaginarlo, de veras) van a dar clases en Harvard…
O con la muerte, ese personal e íntimo misterio que es un verdadero fin del mundo: adiós las voces, las palabras, las imágenes, las personas queridas; adiós la música y los adioses; adiós las memorias de una vida, más ricas y complejas y abundantes que la Biblioteca de Alejandría. Para Borges la muerte individual era el incendio de esa irreparable biblioteca. El resto es ceniza.
Fin de año. Dos sexenios ominosos producen la nostalgia del ancien régime. Las “profecías” mayas son manera atenuada de mandar todo al carajo para comenzar de nuevo. Ojalá se cumpliera esa renovación, pero la sabemos falsa.
Deseo lo mejor para 2013 a los lectores.
|