I
Sin leña el fuego sin agua la nube
sin un puñado de tierra nuestros muertos.
Sin beso a la muerte sin que digamos “hermanos”
–que amargan el pan de nuestro origen–
II
Oh ay de mí tres veces, madre soy para llorar
la muerte
soy hermana y enciendo el candil de su llegada.
Y soy novia pequeña para anhelar mi bien
–lista y bella y buena como Grecia–
Y esperan; hace años que crece vid en el corazón
el nombre de la patria suelta su fuego genuino
–y combaten los hombres–
III
Brutalmente cortaron las ramas y hojas del Sol
y brilla
Con vuestro nombre compañeros con vuestro
oro brilla la vida
IV
Vida, bella como la Noche de Pascua resucitas
a tus hijos
ahora también tú mejor ríes en los follajes de abril.
Vida, las juventudes sedientas hacen rodar lejos
la desgracia
para que se levante la Alegría.
Véase La Jornada Semanal núm. 758, 13/IX/2009
Versión de Francisco Torres Córdova |