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Mucho más que sólo eso
in memoriam Joaquín Rodríguez
Hacia las tres de la tarde del domingo 10 de junio de 2012, bajo un sol de conquista, las escalinatas del monumento a la Independencia –mejor conocido como El Ángel–, en el capitalino Paseo de la Reforma, lucían repletas. Convocados por el movimiento social #YoSoy132, los manifestantes habían comenzado su marcha en la Plaza de la Constitución –mejor conocida como El Zócalo– tres horas antes. Al día siguiente los medios de comunicación hablarían, como mínimo, de unas 90 mil personas pero, millares más o millares menos, lo cierto es que hasta donde la vista alcanzaba, ahí de pie en las escalinatas del Ángel, la columna humana no tenía fin.
De creatividad implacable, la voz colectiva ofrecía mucho más que sólo eso ya bien sabido para cualquiera que, hace un par de meses apenas, haya asistido e incluso únicamente atestiguado marchas, mítines y protestas de toda laya. A las habituales “esos son, esos son, los que chingan la nación”, “ese apoyo sí se ve”, “no somos uno, no somos cien, prensa vendida, cuéntanos bien”, “policía consciente se une al contingente”, “Zapata vive, la lucha sigue”, “adelante, atrás, a los lados, aquí no hay acarreados”, y otras similares de aplicación general, ahora se sumaron al menos dos tipos diferentes de frases: primero las que, aprovechando el molde conocido, en él vaciaron el tema de fondo de esta movilización, por ejemplo “ se ve, se siente, Peña es delincuente”, “Peña, hermano, de la rata y el marrano”; y segundo, verdadera miga verbal del evento, las que enriquecían esas rimas sencillas con dosis más o menos amplias de contundencia y elocuencia, verbigracia la ya célebre “Televisa te idiotiza, Teveazteca te apendeja”, las muy sintéticas “México sin PRI” o “fuera el PRI”, pero sobre todo otras así: “Gaviota, Gaviota, tu esposo es un idiota”, “Elba Esther, Elba Esther, tú también vas a caer”, “aquí se ve, aquí se ve, que Peña Nieto presidente no va a ser”, “hay que estudiar, hay que estudiar, el que no estudie como Peña va a acabar” y “Machete tumba copete”.
Al parecer no hubo timoratos que se arrugaran al escuchar, como parte de la consigna, alguna leperada puesta ahí con toda naturalidad: “no que no, sí que sí, ya chingó a su madre el PRI”, “que sí, que sí, que chingue a su madre el PRI”, o un alarde total de síntesis, a ritmo de batucada contagiosa, que para rematar diez enérgicas notas de tambor soltaban un catártico “Peña puto”.
Entonces, alrededor del Ángel, en compañía de al menos otras 89 mil novecientas noventa y nueve personas, al calor de la tarde intensamente joven, nada pareció más natural que, elevándose entre goyas, huelúms y una marea de frases, unas distinguibles y otras no, se oyera algo que terminaba diciendo “…no lo somos; ¡viva México, cabrones!”, “…todos juntos como hermanos, porque somos más, jalamos más parejo…”, “…yo ya no soy un pendejo…”.
Entonces, y con ellas en la lengua, demorar sólo un par de segundos en darse cuenta de que estas últimas consignas nacieron letra de canción, una titulada “Gimme the power”, y en ese preciso momento entender mucho más que sólo eso; por ejemplo, que los integrantes de la banda Molotov, autores de la rola, seguramente no imaginaron, al componerla, que años después formaría parte del bagaje cultural colectivo y que le vendría mejor que anillo al dedo a esa multitud, para expresar con ésas, sus palabras, sus ideas: “gente que vive en la pobreza, nadie hace nada porque a nadie le interesa”, “dame, dame, dame, dame todo el páuer, para que te demos en la madre”, “si le das más poder al poder, más duro te van a venir a coger…”
Entonces, ya contrastadas en la mente las imágenes de esa protesta festiva, de esa fiesta contestataria, con los registros gráficos de la represión y matanza perpetrada exactamente un 10 de junio de hace cuarenta y un años, comprobar la existencia de vasos comunicantes que han fusionado, en este presente que se percibe decisivo, elementos dispersos nada más en apariencia, como la consigna política, la capacidad lúdica individual y colectiva, la irreverencia leperosa, las letras de las canciones de una banda de rock, la histórica incomodidad que el statu quo sufre ante los gustos y las tendencias de una juventud que no aspira simplemente a perpetuarlo todo…
Y entonces, como si hubiese sido hecho ad hoc para acompañar/ilustrar/ampliar algunos aspectos de esta que algunos todavía rehúsan nombrar primavera mexicana, un documental dirigido por Olallo Rubio, titulado Gimme the Power, en el que se habla de Molotov, sí, pero de mucho más que sólo eso.
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