Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 20 de septiembre de 2009 Num: 759

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Juan Bañuelos y otras cuestiones
MARCO ANTONIO CAMPOS

Mariano José de Larra: las andanzas de un dandy
ENRIQUE HÉCTOR GONZÁLEZ

El regreso en '34 y la muerte en '49: dos efemérides de José Clemente Orozco
(1883-1949)

ERNESTO LUMBRERAS

Espiritualidad y símbolos, novedades antiguas
RICARDO VENEGAS entrevista con JULIÁN CRUZALTA

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Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Luis Tovar
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La quinta parte (I DE II)

La casualidad y las enojosas distorsiones a las que, sin remedio a la vista, suele hallarse sujeta la oferta cinematográfica, han querido que –cuando estas líneas fueron emborronadas– cinco filmes mexicanos, es decir aproximadamente la quinta parte del total, estuvieran plantándole cara a las comercialmente poderosas huestes compuestas por personajes de plausibilidad, verosimilitud, carisma, pertinencia y simpatía incontestables, tales como –en orden indistinto– los siguientes:

a) un viajero en el tiempo para el cual lo menos importante parece ser –sin paradoja porque se supone que ese es el chiste de todo el asunto– la maravilla de ser testigo de épocas distintas a la suya, y en cambio el foco de atención es llevado preferentemente a los afanes maritales de una esposa porfiada en no quedarse sola a consecuencia de los peculiares viajes del marido;

b) tres mamutes, un tigre dientes de sable, un perezoso, dos ardillas y dos zarigüeyas, conjunto del cual cinco miembros están repitiendo, por tercera y ya cansina ocasión, los que en su origen fueron rasgos atractivos de “personalidad” que dieron pie a una dinámica grupal con toda seguridad poco novedosa, pero al menos divertida, misma que no dependía, como ahora lo hace al cien por ciento, de la irrupción quesque sorpresiva de problemáticas asociadas a eventos de sobrevivencia, todavía más tirados de los pelos que la persistencia vital misma tanto de aquellos cinco sujetos originales como de los añadidos esta vez, más los que se acumulen dentro de un año o dos, en la cuarta parte de una Era del hielo comercialmente exprimida al máximo, pero en la que con toda seguridad sus benefactores ya están pensando;

c) un puñado de cuyos, conejillos de indias, ratas de laboratorio, hámsters o alguna otra especie similar de roedor, por supuesto que antropomorfizados, desde luego que concebidos de tal modo que cada uno de ellos responda a caracteres típicos e infaltables en una película de aventuras, en arreglo a las igualmente típicas e infaltables situaciones dizque límite de dicho género: el inteligente, el torpe, el líder, la chica, etcétera. Ninguna diferencia con los cientos y cientos de filmes temáticamente afines, salvo el gancho “creativo” que –se supone– supone ver cómo se las arregla contra los malos un grupo de mamíferos inferiores que resultan superiores a los seres humanos que, experimentos belicistas de por medio, dotaron a aquéllos de inteligencia, arrojo, valentía y una serie de cualidades puestas al servicio de fines igualmente belicosos;

d) novedosa a más no poder, originalísima en cada uno de los rostros uy-qué-miedo, uy-qué-mala, que se le obliga a elaborar, como si se tratara de una suerte de Chuky pero de sexo femenino y no de plástico sino de carne y hueso, una infante huérfana que paga las atenciones, los cuidados y la transferencia de afectos de una pareja en duelo, con una serie plana y previsible de afanes homicidas sin causa aparente ni justificación ulterior, obsesa y aferrada de tal modo que pareciera perro mastín. A esta Huérfana le falta poco para ser uno de los peores personajes de la lista, larga y rebosante de mediocridad y sinsentido, de asesinos-porque-sí con los que suele proveernos la escasez creativa hollywoodense;

e) una bien conocida hada, Campanita para los viejos como este sumaverbos, hoy profusa y machaconamente nombrada Tinker Bell, quizá para que las nuevas generaciones nacionales prosigan ejercitándose en pensar y balbucir un lenguaje que no es el que sus padres hablan de origen pero es el que “necesitan” inordertubísomtingindelaif , lo cual, según esta lógica de la evasión y el escamoteo aplicados a una niñez indefensa, no es menos importante que la misión campanítica-tinkerbélica: llegar a ser, en virtud de su labor y de su esfuerzo, una buena súbdita de la reina, la otorgadora de responsabilidades, venias y aprobaciones.

Los anteriores no son los únicos, pero sí los más acartonados, repetitivos y esquemáticos personajes puestos a desarrollar tramas a las que el más superficial de los análisis debe asignar exactamente las mismas definiciones. Contra ellos, pues, se enfrentan en estos días cinco filmes mexicanos: la ya referida en este espacio Corazón del tiempo, de Alberto Cortés, a la cual se suman Oveja negra , dirigido por Humberto Hinojosa; Espiral, de Jorge Pérez Solano; Me importas tú y tú, codirigida por Adolfo Martínez Solares y Adolfo Martínez Orzynski; así como Recién cazado, que lleva la firma de René Bueno.

(Continuará)