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La danza y los bailarines

Ismael Albelo*

El fenómeno fundamental de los últimos años en la danza cubana es el gran incremento de bailarines de todo tipo, cada vez mejor preparados en nuestras escuelas, que desbordan las capacidades que podemos tener en las compañías. Es muy difícil y angustioso seleccionar a los que van a ser profesionales entre tanto talento y tanta gente con interés y posibilidades.

Han crecido y se han diversificado los grupos y compañías profesionales. Está la compañía de Santiago Alfonso, que es de variedades. Se han creado espacios para el flamenco. Se mantienen las compañías tradicionales de ballet, de danza y de folklore, y han proliferado otras, sobre todo en provincia. La proyección internacional de Cuba ha sido mucho más importante en los últimos años. Danza Contemporánea de Cuba se mantiene trabajando con bastante frecuencia en Londres, igual que el Ballet Nacional de Cuba en España. La compañía de Lizt Alfonso está haciendo un trabajo muy importante en Canadá. El Conjunto Folklórico Nacional se está expandiendo sobre todo en Asia y África. El Ballet Folklórico de Camagüey ha tenido una temporada muy larga en Europa. El Ballet de Camagüey, que había tenido una baja considerable a finales de 2000, se ha incrementado con nuevos bailarines y nuevas giras internacionales.

La compañía de Lizt Alfonso en La Habana, Cuba

Por otro lado, a Cuba le afecta el mismo fenómeno que a toda la danza mundial en este momento, que es la falta de coreógrafos. Tenemos un gran bache, porque los bailarines se preocupan mucho más por desarrollarse como intérpretes que como creadores. Los coreógrafos tradicionales ya no trabajan tanto, o bien no se encuentran entre nosotros o bien están dedicados a sus propias compañías. En las escuelas hay talleres de creación, pero los conceptos no son los que se hacen hoy día en el mundo, no son conceptos muy actuales. Este es un déficit que tenemos en la enseñanza desde hace un tiempo. Nos preparamos más para crear excelentes bailarines y resulta un poco más deficitaria la creación coreográfica. No existe la conexión con el presente. Estamos un poco en las metodologías de unos años atrás. La tónica para la creación coreográfica en el mundo es distinta a la que tenemos aquí en este momento. Tampoco hay tiempo físico para que un muchacho que tenga interés se dedique a crear una producción, pues tiene que interrumpirla por las giras.

La compañía de Lizt Alfonso en Canadá

Hay artistas como Julio César Iglesias y George Céspedes, de Danza Contemporánea de Cuba, que están tratando de desarrollar coreografías nuevas. Son lo más interesante del movimiento joven en este momento en Cuba. En provincia está Ernesto Alejo con una compañía totalmente masculina, Danza del Alma, y la compañía En Dedans, de Tania Vergara, que están haciendo cosas muy interesantes. Buenos coreógrafos establecidos siguen trabajando, pero en este campo hay una carencia que venimos arrastrando desde finales del siglo pasado. Hay que agregar que hay, no digamos que un déficit de teatros, pero no están las condiciones para hacer grandes temporadas. Esto también puede lastrar la producción coreográfica en la danza cubana.

*Crítico de danza, profesor del Instituto Superior de Arte y de la Escuela Nacional de Ballet, especialista en danza en el Ministerio de Cultura.