Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 16 de marzo de 2008 Num: 680

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La música en el aire
JOAQUÍN BORGES TRIANA

De la dramaturgia al teatro
ESTHER SUÁREZ DURÁN

La danza y los bailarines
ISMAEL ALBELO

Una mirada al cine
ENRIQUE COLINA

La diversidad poética
ALEX FLEITES

El desánimo narrativo
ARTURO ARANGO

Arte cubano: mercado, mutación y diversidad
RAFAEL ACOSTA DE ARRIBA

Leer

Columnas:
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Angélica Abelleyra

Pura López Colomé: voz quemadura, voz que madura

Si acaso cree en algo es en la poesía. En su poder transformador. Y por ella, con ella, a diario baja los peldaños de su estudio y se instala entre libros, algunos retratos y mucha luz para entregarse de lleno a las palabras y su música, en el anhelo de encontrar una voz persuasiva, ésa que a Pura López Colomé (DF, 1952) la hace sentirse menos forastera.

Desde que empezó a leer aprendió de memoria pasajes completos de algunos libros y disfrutó la clase de lectura en voz alta en la primaria. Claro que entonces no le decía nada la Suave Patria, de López Velarde, pero una espina le quedaría sembrada para reconciliarse con aquel poema más adelante. Todo provenía de unos padres lectores insaciables que habían inculcado en Pura y sus cuatro hermanos el amor por los libros. Pero aquella pasión se transformó en refugio verdadero cuando la niña, huérfana de madre a los doce años, fue a estudiar a un internado de monjas en Estados Unidos.

Ahí la biblioteca se convirtió en su casa entrañable, donde conoció la poesía irlandesa, estadunidense e inglesa gracias a una maestra que le puso en los ojos y en los oídos la poesía de William Yeats y de Emily Dickinson; las historias de Charles Dickens, Jane Austen y las hermanas Brontë. A Pura le impactaba sobre todo la manera en que Dickinson era capaz de sintetizar en poemas tan pequeños universos tan inabarcables, así que continuó alimentándose de todos, con el inglés como lengua aliada.

Con una educación católica a fondo, hizo de la poesía su oración y una especie de materialización de los milagros. Recuerda cuando a una monja le comentó que si bien podía hablar con Dios, no entendía por qué él no le respondía. Entonces la religiosa le recomendó orar con sus propias palabras y la adolescente pasó a escribir poesía, porque para ella tiene algo de oración, prueba de fe, petición. De hecho, la escritura le daba una identidad afín a todas estas escritoras que se había creado un mundo propio a partir de la escritura y la diferenciaban de un futuro profesional ligado a la ingeniería o a la ciencia, como sucedía con su hermana y el resto de sus hermanos. Dedicarse a la literatura era, a fin de cuentas, encerrarse en sí misma y llenarse de los ecos de seres como ella, solitarios.


Foto: Luis Humberto González / archivo La Jornada

Con el retorno a México no hubo duda en su vocación de vida: estudió la licenciatura y maestría en Letras Hispánicas en la unam , aunque le hubiera apasionado más estudiar filología y latín. Pero como ante todo quería leer, al mismo tiempo que empaparse de libros, tener maestros tan valiosos como Margit Frenk, Antonio Alatorre y Salvador Elizondo, trabajó como maestra de español e inglés, se formó en el Centro Mexicano de Escritores, se sumergió de lleno en el universo de Alfonso Reyes y se volvió jefa de redacción del suplemento Sábado , dirigido por Huberto Bátiz en el periódico unomásuno. También se casó, concibió dos hijos y varios libros, entre los que se cuentan los poemarios El sueño del cazador (1985), Un cristal en otro (1990), Aurora (199) y Santo y seña (2007), título por el acaba de ser reconocida con el Premio Xavier Villaurrutia 2007 junto con Elsa Cross.

Traductora al español de la obra del Premio Nobel Seamus Heaney, concibe esta labor como un acto de creación, ya que la aspiración mayúscula es lograr una traducción que parezca haber sido escrita como original, donde no se reconozcan los hilvanes. Uno de sus proyectos cercanos es con relación al irlandés, ya que Pura realizará la unión de un par de libros de Heaney en una versión doble: libre y rítmica por un lado, y otra sujeta formalmente a las reglas del soneto.

Responsable también de la selección y el prólogo del más reciente Anuario de poesía mexicana 2006 (FCE), entregará a la firma Ediciones sin nombre su más reciente volumen, Reliquias, donde materializa en poesía su sobrevuelo con el cáncer, el dolor y la cercanía de la propia muerte. Seguirá tratando de escarbar en ellos, de hablar en y desde esa oscuridad, a ver si continúa encontrando ecos… o quizás huecos.

Mientras, Pura sigue cantando en un coro de Tepoztlán para saciar su amor por la música; esa música que espera hallar en cada poema con el que dialoga con su madre, y esa música que también sana su frustración de no ser una famosa DJ. Y entre todo, anhela que no se cumpla aquella frase de López Velarde que, palabras más, palabras menos dice: “Cada vez que creo estar descubriendo algo importante y saberlo todo, un demonio chocarrero me devuelve al lodo.”