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Novedades no tan nuevas que se agradecen igual
En el ámbito televisivo es cosa común que toda serie más o menos buena de acción, humor, drama, terror (excepto Hora marcada, que dirigió alguna vez Guillermo del Toro) o suspenso suele ser de manufactura extranjera, casi siempre estadunidense y a veces inglesa. Los mexicanos intentos de hacer series “interesantes y novedosas” a menudo quedan en copias vulgares de esos títulos extranjeros, pero atenuados los lenguajes, muy chafitas los efectos y en general repintando una realidad absolutamente ajena a la realidad. Allí, de lamentable muestra, El Pantera, cuento urbano risible, ridículo y moralista como sólo en Televisa (y TV Azteca, donde todo sale con tufo a telenovela malita, desde la calidad de video y las escenografías de cartón) son capaces de cocinar. Ejemplos abundan: desde los antediluvianos Intocables en blanco y negro, La ley del revólver o las bobas La isla de Gilligan o Mi bella genio (y Los Dukes de Hazard, Baywatch, Starsky & Hutch, Kojak , Miami Vice, Hill Street Blues, Law & Order y un inagotable etcétera…) hasta apuestas que derrumbaron viejos modos de hacer televisión para construir otros a partir de formatos y tratamientos temáticos que horrorizaron a la industria en su momento, como Oz y Los Soprano , o las más actuales Lost , Heroes, The Wire, Wire in the Blood, Flight of the Conchords, Life in Mars, Prime Suspect … Latinoamérica se tenía que conformar entonces con series en inglés subtituladas o (lamentablemente) dobladas al español, pero hay novedades en el espectro. Fueron en efecto dos compañías extranjeras, Fox Television y hbo Latinoamérica las que han lanzado sendos proyectos (no tan nuevos, como veremos) que de alguna manera reivindican a productores, directores y actores latinoamericanos hasta ahora, por las razones que hayan sido, ajenos o incapaces de entrarle con todo y lenguaje crudo, violencia o sexo explícito a tramas interesantes, iconoclastas y realistas que permitiesen la confección de personajes entrañables o repulsivos, concitando reacciones y no la apatía, la indolencia y el aburrimiento en que invariablemente suelen naufragar las series de acá.
1. La de Fox se estrenó en octubre del año pasado y se llama Tiempo final : capítulos en principio disociados narrativamente, pero que llevan como denominador común el decurso, en presunto tiempo real, de la última hora en la vida de alguien. Con temporada de doce capítulos para el primer año, Tiempo final tiene además como atractivo que utiliza actores de distintos países para cada una de las historias que va presentando. Los hay primeramente colombianos, porque es en Colombia donde la serie se filma y produce, pero también hay brasileños, argentinos, chilenos, peruanos, ecuatorianos, cubanos, venezolanos y mexicanos. En el capítulo titulado Los viejos , por ejemplo, podemos ver a Héctor Suárez compartiendo tablas con Edgar Vivar. La principal crítica que ha recibido Tiempo final es que no niega –títulos, guiones iguales– que fue inspirada en la homónima producción argentina que salió al aire hace ocho años en telefe Canal 11, con producción y libretos de Abraham Borensztein.
2.- La de hbo está por estrenarse; se titula Capadocia (como la mítica región de Armenia) y se trata de la vida dentro de una cárcel de mujeres, lo que remite a la primera producción de hbo con temas espinosos y sin censura, Oz , que narraba la vida en una cárcel experimental de máxima seguridad. Oz, factura de Tom Fontana, fue una serie que sentó precedentes para que el género se convirtiera en lo que es hoy, y fue la primera en utilizar repartos multitudinarios para generar protagonismos cruzados y diluir figuras principales. Capadocia tiene también un reparto nutrido, de mayoría mexicana: Ana de la Reguera, Cecilia Suárez, Dolores Heredia, Juan Manuel Bernal, Enrique Singer y Alejandro Camacho, entre otros histriones, dan vida a reclusas, funcionarios penales, abogados y empresarios que van pintando de candidez, corrupción, martirio y violencia las historias de cada quien. Filmada en 16 milímetros (cosa que se agradece mucho) para mejorar la calidad visual del producto, Capadocia es una coproducción de hbo con Argos, vieja veterana en series y telenovelas con TV Azteca, y cuenta, como carta de magnífica presentación, con la dirección de Carlos Carrera, el responsable de los diocesanos descalabros del padre Amaro.
Con un voto de confianza del espectador, a lo mejor ahora sí tenemos de veras una nueva manera de hacer televisión en México y Latinoamérica. Ya veremos.
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