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Sólo para insatisfechos
El pasado lunes 12 de marzo, en la sección Espectáculos de este mismo diario, Carlos Bonfil rubricó su estupenda colaboración dedicada a Drama/Mex (México, 2006) sosteniendo que dicha cinta es, "en el clima actual de petulancia satisfecha, una buena promesa de renovación creadora", afirmación que el autor de estas líneas no puede sino suscribir e incluso envidiar, junto con el resto del texto.
Como bien afirma mi querido colega, el segundo largometraje de Gerardo Naranjo es una más de las agradables sorpresas que, en tiempos recientes, ha ofrecido el cine mexicano, que de tal modo demuestra la fortuna de no estar condenado a consistir, de manera prácticamente exclusiva, en la reproducción insana de lamentables y deslavados esfuerzos por parecerse lo más posible al peor cine hollywoodense de receta.
A CONTRACORRIENTE
Por el contrario, la apuesta de Drama/Mex pareciera consistir en una relectura de ciertos tópicos y recurrencias, a los que suele acudir no sólo el cine menos arriesgado hecho aquí o en cualquier parte del mundo, sino incluso ese otro que, provisionalmente, podría catalogarse como intermedio y que con mayor o menor tino busca incorporar, por la vía de la yuxtaposición casi siempre, los elementos cinematográficos formales más extenuados a una propuesta temática muchas veces merecedora de tratamientos menos obvios y complacientes.
Miriana Moro |
Así pues, Drama/Mex está planteada a la altmaniana, por decirlo así, como puede apreciarse en el encabalgamiento/entrecruzamiento de las tres subtramas que la componen: la de una pareja heterosexual joven, pudiente y nihilista; la de un hombre joven haciendo cuanto puede por recuperar a la mujer que ha perdido, y finalmente la de un hombre maduro resuelto a suicidarse, que posterga su decisión ante la presencia de una adolescente. La eficiencia en el uso del recurso formal consistente en hacer que dichas historias parezcan imbricadas a los ojos del espectador, sin que en realidad una influya de manera decisiva –incluso ni siquiera tangencial-- en las otras y viceversa, es producto de al menos tres aciertos: un guión preciso, un apropiado sentido de la composición de conjunto y, claro está, un buen trabajo en el cuarto de edición.
Con todo y haber sido llevado a cabo sin mayores sobresaltos, dicho recurso no da la impresión de haber sido elegido para apantallar a nadie ni es, por otro lado, el mayor acierto de la cinta, sino apenas el soporte para lo que a Naranjo en realidad parece interesarle: hacerse del espacio y el ritmo necesarios para contar, a placer, las historias de sus personajes, cuyo volumen y complejidad son aquí el verdadero lujo.
DOS DE MUESTRA
Comenzando por la adolescente Tigrillo --llamada a ser uno los personajes más memorables del cine mexicano reciente-- la película está poblada de seres a los que sin ninguna dificultad se les intuye un antes y un después; recálquese el "intuye" para diferenciarlos bien de lo que ocurre con otros personajes mexicanos del cine reciente, verbigracia las que se cansan de besar sapos, las que están cerquita de precipicios o las niñas malas que parecen buenas, todas ellas tan planas como el papel en el que nacieron. Paradójicamente, los personajes de Drama/Mex no enfatizan rasgo alguno de la personalidad asignada por el guionista, como sí ocurre en otras películas donde, a fuerza de énfasis precisamente, acaban por ser simples caricaturas: el infiel, la adicta, el cómplice, etecé. En cambio, véase al apagado oficinista, el enmudecido solitario que va a Acapulco exclusivamente a suicidarse, sólo él sabe a ciencia cierta por qué: si bien hay un antecedente diegético, es claro que su hartazgo viene de antes y es más profundo; véase a la Tigrillo, puberta inclasificable de verborrea ídem, que se acerca, ronda, se aleja, vuelve, dando la apariencia de ser nada más que una más de las jóvenes esquilmadoras de turistas fácilmente atrapables con el señuelo de un poco de sexo a cambio de "ser generoso", pero que en realidad está huyendo de su propia soledad insondable y termina por encontrar, sin haberlo buscado y sin darse cuenta de que eso buscaba, a un remedo/sustituto paterno.
Los anteriores son sólo dos de la muy verosímil galería que Naranjo puso en su Drama/Mex. Tanto ellos como el resto, con sus propias historias de cruda, precisa y por momentos terrible cotidianidad, estarán en cartelera en la medida que se los permita el favor de un público bastante poco habituado a degustar propuestas realmente novedosas.
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