Aún en medio de la pandemia por el Covid-19, en México disminuyó la pobreza extrema, afirma Ariadna Montiel Reyes, secretaria de Bienestar, y documenta que los programas sociales equivalen hoy a 294 mil millones de pesos (1.4 por ciento del PIB), similar al presupuesto de la Ciudad de México.
A cuatro meses de haber asumido el cargo, dice a La Jornada que haber incrementado en casi siete veces el presupuesto –a partir del combate a la corrupción y contar con un gobierno austero–, esta administración logró disminuir los índices de miseria, además de que aumentó el número de beneficiarios, por lo cual “puedo asegurar que hoy las personas viven mejor… Nosotros estamos muy cubiertos”.
–¿Qué tanto afectó la pandemia a la población en pobreza?
–No tuvimos ninguna situación extrema. La gente recibió por adelantado sus apoyos –durante la etapa más crítica– y de esta manera las comunidades tuvieron recursos, lo que promovió el consumo y se sostuvo su economía.
“Estamos invirtiendo para alcanzar la línea de bienestar, que es la inversión en una canasta básica para una familia de cuatro personas. El presidente (Andrés Manuel López Obrador) decidió aumentar anualmente 20 por ciento la pensión de adultos mayores. O sea, estamos tres o cuatros veces arriba de la inflación y eso mantiene el valor adquisitivo frente al proceso inflacionario. La mayor preocupación del Presidente es proteger a los más vulnerables, a los más pobres”.
Enseguida, la funcionaria rechaza que esos apoyos sean “dádivas”, asistencialismo o se les dé uso electoral, como sí, asegura rotunda, ocurrió en otros sexenios. Lo que fue Prospera, ejemplificó, tenía 300 mil vocales que “hacían operación electoral y nunca hubo una nómina, un listado transparente y público”.
Sin embargo, admite que al iniciar este sexenio sólo interpusieron una denuncia por los malos manejos de los recursos de la Cruzada contra el Hambre, misma que sigue en curso, “por la no comprobación de mil 100 millones de pesos de 2018.
“No hay tiempo para hurgar en el pasado, cumplir el sueño de la transformación es trabajar primero por los pobres”.
–Pero hurgar en el pasado implica investigar el manejo electoral que se dio a ese dinero.
Ariadna Montiel reflexiona: “Sí, pero ahora nosotros tenemos una estructura transparente, con compañeros de los programas y servidores de la nación en nómina, pero lo más importante no son las cosas del pasado, sino lo que hoy estamos construyendo para la gente”.
En la entrevista, detalla también la distribución de los 294 mil millones de pesos que administra la Secretaría de Bienestar: 240 mil millones para la pensión de adultos mayores; 20 mil millones, pensión para personas en condición de discapacidad; más de 30 mil millones en Sembrando Vida y muy “poquito” para burocracia, cuyo número –dice– busca reducir aún más para destinar más recursos en beneficio de la población más vulnerable.
–¿Qué tanto frena esa burocracia la aplicación de la política de bienestar?
–Cuando llegué a la administración, existían 46 formatos para hacer trámites y hoy sólo tenemos uno para atender toda la problemática de la pensión. Entre menos aparato, mejor vamos a trabajar... Si por mí fuera, mandaba toda la burocracia central a los estados. El trabajo en campo es el más importante.
Mientras prepara la mudanza de la secretaría a Oaxaca –donde compartirán la renta de la sede con el Infonavit–, para cumplir con la descentralización ordenada por el presidente López Obrador, ratifica que absorberán a nivel central las actividades de organismos desconcentrados, como el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam).
En este caso, añade, se coordinará la entrega de credenciales de ese organismo con el registro para la pensión de adulto mayor porque “tienen una base de datos, pero con cierta información precaria”, y la meta es credencializar a 16 millones de mayores de 60 años en todo el país. Para ello aumentarán los módulos de atención de 300 a 2 mil 500.
La secretaria insiste en que los apoyos son derechos constitucionales. “No es lo mismo que (adultos mayores) recibieran mil 160 pesos en el sexenio anterior a los 3 mil 850 de hoy. ¡Claro que va a alcanzar para la canasta básica! Y esa es la línea de bienestar con la que medimos, en términos generales, la situación de pobreza o no en las comunidades”.
Recuerda: “llegué a recibir padrones con entregas de cien pesos” y ahora una visión integral nos permite distribuir los mayores recursos posibles.
“Hoy por hoy, la población indígena es la población más atendida, la más beneficiada, con la convicción de ayudar a combatir la brecha de desigualdad y el abandono histórico y ancestral en el que han vivido.
Con todos los programas sociales “llegamos al último rincón del país, a más de 200 mil localidades; donde no hay uno, hay otro. Estamos llegando a 12 millones de beneficiarios en la Secretaría de Bienestar. La pensión de adulto mayor llega a todos lados. Aún con la pandemia ha disminuido el porcentaje de pobreza extrema en mil 600 municipios, que son los más pobres del país y es donde viven nuestros hermanos indígenas”, señala enfática la funcionaria.
–Aún hay quejas de personas a las que no les llegan los apoyos, ¿cuál es el principal problema?
–En el caso de los adultos mayores, su CURP. Muchos tienen problemas con su nombre, fecha de nacimiento, duplicidad de datos, homonimias perfectas –se llaman igual, nacieron el mismo día o en el mismo estado y hay que acreditar que se trata de personas diferentes–. Algunos no tienen documentación –les ayudamos a tramitarla–, otros no se acuerdan dónde nacieron o están solos.
No obstante, “más de 10 millones de adultos mayores tienen su pensión y eso es una gran tranquilidad para el país”. La población indígena, reitera, es la más beneficiada y “la pensión se entrega a todos, a ricos y pobres; al hombre más rico de este país se le entrega si la solicita, porque es su derecho”.
Ariadna Montiel Reyes, casi al finalizar, pide no extrañar esquemas que se eliminaron, como los comedores comunitarios, porque “era todo un negocio de comida procesada. Eran muchas harinas, muchas sales por los conservadores de los productos empaquetados; además de que atendía a un porcentaje muy pequeño (de población)”.
En Bienestar, añade, “estamos convencidos de que vamos por la ruta correcta. La política social es el corazón de la cuarta transformación… La pandemia dejó sus estragos y por eso nosotros estamos dedicando los mayores recursos, así como debemos mantener la política de austeridad para que el dinero alcance para la gente”.