Jueves 10 de abril de 2025, p. 5
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmó ayer el hallazgo de bienes arqueológicos en la cueva de Tlayócoc, Guerrero. El guía Adrián Beltrán Dimas y la espeleóloga rusa Yekaterina Katiya Pavlova, durante la continuación del mapeo que ella ha realizado en la región en los últimos años, encontraron varios objetos prehispánicos, de los que notificaron a las autoridades ejidales y al comité de vigilancia.
En el otoño de 2023, en las inmediaciones de Carrizal de Bravo, comunidad de la sierra de Guerrero, Beltrán Dimas y Yekaterina Katiya Pavlova fueron a la cueva de Tlayócoc para continuar el mapeo. En esa ocasión llegaron al fondo de la gruta, explorada con anterioridad, y decidieron adentrarse por un pasaje sumergido que los condujo a otra sala, donde encontraron dos brazaletes de concha con motivos grabados, colocados en las estalagmitas, que tenían asociados otro brazalete y una concha de caracol gigante. Dispersos por el área también había discos de piedra negra similares a los espejos de pirita, uno completo y fragmentos de varios más.
Las autoridades locales resguardaron las piezas para evitar que fueran saqueadas. Posteriormente, dichas instancias solicitaron la presencia de representantes del INAH para que realizaran el registro de las piezas e inspeccionaran la cueva de Tlayócoc; ambas acciones se realizaron a mediados de marzo pasado.

Los arqueólogos del Centro INAH Guerrero, Cuauhtémoc Reyes Álvarez y Miguel Pérez Negrete, así como la historiadora Guillermina Valente Ramírez, maestrante de la Universidad Autónoma de Guerrero, acudieron a Carrizal de Bravo, donde fueron guiados por Adrián Beltrán hasta la cueva.
Una vez dentro de la formación natural, los expertos encontraron evidencias de que las estalagmitas fueron retocadas en la época prehispánica para darles una terminación más esférica y entre el sedimento removido por la corriente hallaron tres discos más de piedra, dos de ellos fragmentados.
En total, registraron un lote de 14 objetos que habrían sido colocados entre los años 950 y 1521 dC, y posiblemente estén ligados a la etnia extinta de los tlacotepehuas.
Este hallazgo es de gran relevancia, pues con el estudio de la relación contextual de las piezas de la cueva podremos interpretar nociones simbólicas, aspectos culturales, de manufactura y hasta de comercio para caracterizar a las sociedades prehispánicas asentadas en la sierra de Guerrero
, dijo Miguel Pérez en el comunicado.