Porto Velho. Los incendios no dan tregua en la Amazonia, convertida en el centro de una crisis ambiental y de tensiones diplomáticas entre Brasil y países europeos, principalmente Francia.

Porto Velho, capital del norteño estado de Rondonia, amaneció ayer bajo una nube de humo y olor a quemado, reportaron periodistas de la agencia de noticias Afp. El aeropuerto fue cerrado hora y media por la escasa visibilidad.

Dos aviones cisterna Hércules C-130 lanzaron decenas de miles de litros de agua en los puntos de incendio de la zona.

Los vehículos forman parte de la operación militar ordenada el viernes por el presidente Jair Bolsonaro. El ministro de Defensa aseguró ayer que el fuego está bajo control tras el despliegue de 2 mil 500 militares y gracias a que llovió.

Hasta el domingo a las 18 horas se habían registrado 80 mil 626 incendios en todo Brasil en lo que va de año, 78 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado, y mil 113 focos nuevos se reportaron el sábado, de los cuales más de la mitad están la región amazónica, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE).

El mandatario ordenó investigar informes de que numerosos productores rurales, comerciantes y grileiros (personas que se apropian ilegalmente de tierras públicas) actuaron concertadamente para provocar incendios el 10 de agosto pasado a lo largo de una carretera del estado de Pará.

Al menos 70 personas se organizaron por el Whatsapp para incendiar los márgenes de esta carretera entre los puertos fluviales de Río Tapajós y el estado de Mato Grosso, con el fin de mostrar apoyo a las ideas del neofascista Bolsonaro en materia de flexibilización de controles ambientales, reportó la revista Globo Rural.

Los satélites del INPE detectaron ese día 124 focos de incendio en la zona, 300 por ciento más que el día anterior. El gobierno fue alertado tres días antes del día del fuego como se llamó a la quema, de acuerdo a un documento al que tuvo acceso la revista. Sin embargo, la administración se excusó de actuar en ese momento por falta de recursos.

Bolsonaro habló con el presidente colombiano, Iván Duque, de la necesidad de tener un plan conjunto entre la mayoría de los países que integran la Amazonia, que garantice nuestra soberanía y nuestras riquezas naturales.

Desde que llegó al poder en enero, Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, protagonizó varias polémicas con los ambientalistas, cuestionó los datos del INPE y paralizó el Fondo Amazonia, financiado por Noruega y en menor medida por Alemania, con fines de preservación de la selva tropical más grande del mundo.

Una encuesta realizada entre el 22 y el 25 de agosto, en plena polémica, reveló que el índice de aprobación del mandatario cayó de 57.5 por ciento en febrero a 41 por ciento en agosto, en tanto que la desaprobación subió de 28.2 por ciento a 53.7.

La Organización de los Pueblos Indígenas de Brasil pidió ayuda a las instituciones, a la comunidad y a los tribunales internacionales para frenar las violaciones de sus derechos que, aseguran, se incrementaron con la llegada de Bolsonaro.

Canadá destinará un avión cisterna y 15 millones de dólares para la lucha contra los incendios en la Amazonia, anunció el primer ministro Justin Trudeau. El grupo de lujo francés LVMH también apoyará con 10 millones de euros.

Por otra parte, el avión cisterna SuperTanker, contratado para aplacar los incendios que ya han arrasado cerca de 950 mil hectáreas en Bolivia, centra sus esfuerzos en combatir el fuego en Punta Man Césped, en el este del país, en la frontera con Brasil y Paraguay, países con los que comparte la llanura del Pantanal.