Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 22 de febrero de 2015 Num: 1042

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Las mujeres, los
poderes, la historia,
la leyenda

Vilma Fuentes

Dos ficciones
Gustavo Ogarrio

Javier Barros Sierra
en su centenario

Cristina Barros

Un educador en
la Universidad

Manuel Pérez Rocha

Un hombre de una pieza
Víctor Flores Olea

Javier Barros Sierra y
la lectura de la historia

Hugo Aboites

El rector Barros Sierra
en el ‘68

Luis Hernández Navarro

Domingo por la tarde
Carmen Villoro

Leer

Columnas:
Tomar la palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


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La Jornada Semanal

 

La literatura: un laboratorio de vida

Luis Guillermo Ibarra


Antología personal,
Ricardo Piglia,
Fondo de Cultura Económica,
México, 2014.

Ricardo Piglia inicia la escritura de su diario a finales de 1957. Entonces era un adolescente de sólo dieciséis años que aventuraba, junto a su familia, una nueva vida en Mar del Plata. Esa tarea de “literatura privada” la emprende sin pensar que se extendería por más de medio siglo. Al igual que su admirado Cesare Pavese, se empecina en no dejar de lado el registro de sus emociones, las respuestas a sus vivencias y a sus pasiones literarias. Estas páginas serán, en muchos sentidos, su obra: un “laboratorio de vida”. De este itinerario de palabras surgen sus poéticas, citas textuales y apócrifas, pequeñas tramas narrativas, reflexiones literarias, bosquejos e islas que se van expandiendo hasta convertirse en novelas. Páginas entre páginas manuscritas, que terminarían, como diría Mallarmé, y para fortuna de sus lectores, en libro. Sobre esa relación entre su diario privado y sus libros, el escritor argentino ha dicho un poco en broma: “Publico libros para darme a conocer y publicar ese diario.”

Así es como hemos aprendido a ver a Piglia: en esa focalización de sus obsesiones narrativas, en un rescate de la memoria histórica, palpitante en el presente y en el futuro de Argentina; lo mismo que en esa relectura de la tradición y en esa tesitura, a la manera de Borges, como “el autor que crea a sus precursores”. En sus páginas caminan de la mano Roberto Arlt, Franz Kafka, Witold Gombrowicz, Juan José Saer, Sarmiento, Rodolfo Walsh, James Joyce, Jorge Luis Borges, entre otros. Todos ellos entretejen ese Aleph inagotable, esa isla que no termina de expandirse. En ese notable proceso de selección y de elaboración de una tradición literaria, resulta por demás atractiva una Antología personal, de Ricardo Piglia.

En el prólogo de su Antología personal, Jorge Luis Borges afirmaba con sorprendente precisión: “Nadie puede compilar una antología que sea mucho más que un museo de sus ʻsimpatías y diferenciasʼ.” Ricardo Piglia, el escritor que ha convertido la literatura, al igual que su alter ego Emilio Renzi, en un instrumento esencial para entender el mundo, haciendo eco de su maestro y compatriota, nos entrega una parte de esas “simpatías y diferencias” que conforman su obra. Aunque situada en una serie de categorías y de conceptos ya muy bien definidos, ésta puede verse también en su amplitud y diversidad, en su condición de metáfora en constante reescritura. En el prólogo de esta nueva selección de sus escritos, Piglia establece: “La heterogeneidad, el cambio de registro, los distintos estilos son para mí un primer dato que identifica el carácter personal de esta antología y no su contenido o su valor.” Todos estos textos están unidos, en palabras del autor, por su cercanía, por ser registros imaginarios de “experiencias vividas”.

En las cuatro partes que dividen el libro –Cuentos morales, El laboratorio del escritor, Los casos de Croce, La forma inicial– se muestran las frágiles fronteras entre los géneros literarios, la constante simbiosis entre la narrativa y el ensayo; la ficción y la realidad, entre la cita textual y la cita apócrifa. Por ejemplo, en la cuarta parte del libro, Piglia incluye un fragmento de su novela Respiración artificial y otro de La ciudad ausente, junto al ensayo “Ernesto Guevara: el último lector” y los textos inéditos “Modos de narrar” y “Notas de un diario”.

Piglia recoge, a lo largo de estas casi trescientas páginas, otros soportes básicos de su idea de literatura: la “Teoría del complot”, su concepción social y política en torno a la obra de Manuel Puig y Juan José Saer, la idea de memoria como una tradición, y los dos grandes puentes históricos de la narrativa, sostenidos por la aventura de Ulises y la investigación del crimen de Edipo Rey.

Algo que puede resultar sumamente novedoso para los seguidores de Piglia son los tres relatos dedicados al personaje de su novela Blanco nocturno, el comisario Croce; cuentos influidos por la mejor tradición de la narrativa policial que tanto gusta al narrador argentino.

Piglia nos advierte que “el conjunto de los textos de un autor ‒si uno sabe leerlos en un nuevo orden‒ siempre esconde un delito o un leve desvío personal de la ley que rige los lenguajes sociales”. Esto sugiere un nuevo trabajo para el lector, un intento por romper el pacto con la figura sacralizada del escritor.


Votar en la distancia

Ricardo Guzmán


Perspectivas migratorias iii. Los derechos políticos de
los mexicanos en el exterior,

Jorge Durand y Jorge a. Schiavon (editores),
Cide,
México, 2014.

En la colección de ensayo del cide aparece una recopilación de textos sobre cómo votan los mexicanos en el extranjero. En siete ensayos de sendos autores, se analiza y presentan datos sobre qué mecanismos públicos se han instaurado para lograr captar esos votos y cuál ha sido el resultado de tales políticas.

A partir del número de mexicanos residentes en el exterior, los partidos políticos iniciaron en año 2000 el análisis para obtener esos votos. Ante la difícil situación que se avecinaba para las elecciones de 2006, en 2005 se activó en el Cofipe (Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales) la reforma para lograr el vmre (Voto de los Mexicanos Residentes en el Extranjero). Con la participación de la Secretaría de Relaciones Exteriores se buscó captar los votos de más de 4 millones de mexicanos: un número que podría cambiar cualquier elección en México, pero los resultados fueron mínimos: 33 mil 111 votos en 2006 y 40 mil 737 votos en 2012. Las dificultades en la logística para la votación y la desconfianza en las autoridades mexicanas, puede aventurarse, llevaron a los millones de mexicanos a abstenerse de participar; además, señalan los autores, México es uno de los países con más requisitos para lograr ese voto foráneo, lo cual conlleva un mínimo número de votantes: entre más difícil es votar, menos votos se obtienen. Incluso para los bien intencionados que suponen que tal dificultad tiene como finalidad evitar el fraude que cada sexenio se hace más complejo, perfecto ejemplo de cómo los mexicanos somos más vigorosos para burlar las leyes que para hacerlas eficaces, es evidente que el dinero y esfuerzo invertidos en tales votaciones apenas logra disminuir la desconfianza de esos compatriotas que, por lo mismo, prefirieron salir del país, incluso con todos los riesgos que ello supone.

En los ensayos se analiza comparativamente el proceso electoral 2011-2012; se presenta y estudia la encuesta sobre vmre en los consulados mexicanos a residentes en Estados Unidos en 2012; también se presentan los resultados de la encuesta electrónica a contactos de la coordinación de VMRE en 2012; se hace un análisis cuantitativo de la experiencia de 2012; se analiza el marco normativo del VMRE; se recapitulan las lecciones sobre el muestreo en las poblaciones de emigrantes mexicanos; se busca establecer los derechos políticos de los residentes en el extranjero.

Los siete ensayos presentan datos amplísimos para sus conclusiones: un acierto de los trabajos es el muestreo logrado para obtener lecciones sobre un fenómeno que durante décadas ha sido el motor silencioso de la economía mexicana: mientras el petróleo y la delincuencia aportan cantidades considerables a las finanzas públicas y privadas, las remesas de esos actores políticos perfectos (aportan remesas rastreables y deducibles, no se pronuncian sobre los conflictos internos de México, no reclaman privilegios a cambio de los millones de pesos que cada año mandan, etcétera) significan una presencia política que difícilmente se refleja en el voto.

Los trabajos muestran la dificultad de homologar a los mexicanos que residen en distintos países con condiciones de vida distintas. Este es un libro que muestra una de las áreas de excelencia de este centro académico.