Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
La sangre de Antígona,
de México a Madrid
Alessandra Galimberti
A la sombra del paraíso
Edgar Aguilar entrevista
con José Luis Rivas
En la cima del
Mönchsberg
Marco Antonio Campos
París, centro del arte
Vilma Fuentes
Toulouse-Lautrec,
el pintor poeta
Germaine Gómez Haro
Pintores en el cine
Ricardo Bada
Leer
Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
De Paso
Ricardo Yáñez
La Otra Escena
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Bemol Sostenido
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Las Rayas de la Cebra
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Ricardo Yáñez
Don For
No creo haber conocido persona más paciente que don Fortunato Díaz, quien a sus aproximadamente tres cuartos de siglo recibirá, me dice con orgullo y a la vez desparpajo, su título como licenciado en actuación. “Ya para qué”, comenta, “pero bueno...”, mientras me da un aventón en su muy reluciente jetta azul. Jubilado de Teléfonos de México, mucho tiempo ha que el gusanito del teatro le picaba, hasta que se decidió, y convirtió el jardín interior de su casa –que posee otro al frente, con un frondoso granado, en mi recuerdo siempre frutecido– en lo que denominó Patio Teatral Aída. “Le tenía que poner el nombre de mi esposa, si no así me va”, bromea. La desaparición de ese jardín le costó que sus nietas le asestaran: “Asesino de árboles”. Ni modo, pero el local ya cumplió como quien no quiere la cosa sus quince años. Ahí don For ha escenificado obras de Alejandro Aura, José Rubén Romero, Bruno Traven y Alejandro Casona, entre otros; en ese foro se han presentado libros, programado conferencias, cursos, talleres, recitales musicales... Ignoro a qué edad le dio por dibujar telas para bordado. ¿Su marca?, La Negrita. Cuenta que una vez visitó la Casa Azul de Frida y Diego y que le dio enorme gusto encontrarse sus dibujos bordados, acaso, por qué no, sonríe, por la propia pintora. |