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Los Cabos 3 (I DE II)
Tras el paso devastador del huracán Odile por estas tierras y considerando el poco tiempo que ha transcurrido, pocos creían que el Festival Internacional de Cine de Los Cabos llevaría a cabo su tercera edición, que a pesar de los pesares tuvo verificativo del 12 al 16 de este mes. No obstante la combinación de ciertos factores contingentes en esta situación excepcional –por ejemplo, la posible inasistencia de producciones que pudieron pensar que el festival no se realizaría, así como la también factible (y comprensible) premura para confeccionar la programación–, el hecho es que, de la segunda edición a ésta, el nivel de calidad general de lo exhibido no parece haber sufrido mermas de relevancia.
El festival se divide en ocho secciones, de las cuales sólo las dos primeras son competitivas: Competencia Los Cabos, integrada por una selección de filmes de Canadá, México y Estados Unidos, hechos bajo criterios de eso que aún –aunque resulte cada vez más difícil– puede seguir siendo llamado cine independiente; México Primero, de filmes nacionales que sean óperas primas; Lado B, orientada hacia el cine de sustrato musical; Perspectiva Verde, con cintas de vocación ecologista; Ocaso, compuesta por cine de terror; Destellos del Mundo, pequeña selección de filmes internacionales, y finalmente las llamadas Galas –habitualmente cintas que buscan la muy azarosa combinación de ser buenas y al mismo tiempo comercialmente pegadoras–, así como los Tributos, de obvia intención homenajista, dedicados en esta ocasión a los cineastas canadienses Atom Egoyan y Dennis Arcand y al mexicano Guillermo Arriaga, así como al extinto crítico cinematográfico estadunidense Roger Ebert.
Güeros |
Competencia Los Cabos incluyó las canadienses 3 histoires d’indiennes (Tres historias de indios, Robert Morin), Tu dors, Nicole (Tú duermes, Nicole, Stéphane Lafleur) y Violent (Andrew Huculiak); las estadunidenses The Overnighters (rebautizada como Huéspedes continuos, Jesse Moss), Listen Up, Philip (Escucha, Philip, Alex Ross Perry), A Girl Walks Home Alone at Night (Una chica que por las noches camina sola a casa, coproducida con Irán, Ana Lily Amirpour), 10,000 Km (Carlos Marques-Marcet, coproducida con España), así como dos mexicanas: Güeros (Alonso Ruizpalacios), y El regreso del muerto (Gustavo Gamou). Salvo The Overnighters, todas son producciones de este 2014, y a excepción del documental El regreso del…, todas son ficciones.
Por su parte, México Primero estuvo compuesta por siete filmes: Asteroide, de Marcelo Tobar; Edén, de Elise DuRant; En La Estancia, de Carlos Armella; El incidente, de Isaac Ezban; Llévate mis amores, de Arturo González Villaseñor; la coproducción con eu Summum Bonum, de Matías Penachino; y por último Navajazo, de Ricardo Silva, a saber por qué pero fuera de competencia. Los ganadores de las secciones en competencia fueron dos filmes mexicanos: Güeros en Competencia Los Cabos y Llévate mis amores en México Primero.
Paréntesis conceptual
Respecto de este último filme premiado, y por supuesto sin restarle un ápice de los muchos méritos en su haber, aquí no puede sino insistirse en la impertinencia de poner a competir largometrajes de ficción con documentales. En rigor, es como si se pretendiera decidir entre cuento y ensayo, por ejemplo, bajo el criterio de que ambos son literatura.
El de Los Cabos no es, por cierto, el primero ni el único festival que incurre en esta práctica, de la cual este sumaverbos ignora la improbable justificación. Empero, mucho más que los malabares conceptuales a los que quizá deban entregarse quienes deciden juntar en la misma canasta dos cosas que, por mucho que puedan parecerse, no son iguales, lo interesante aquí es la oportunidad para reflexionar en torno a un fenómeno cercanamente paralelo: el adelgazamiento, en casos muy concretos, de la frontera genérica, de concepción e incluso de realización, entre una historia documental y una de ficción.
En este festival hubo al menos dos filmes suscitadores de polémica al respecto, ambos de la sección México Primero. Se trata de En La Estancia y Navajazo y podrían fungir, desde luego que involuntariamente, como ejemplos de algo que puede interpretarse como dos estratos intermedios entre una ficción pura y dura, y un documental entendido de manera ortodoxa.
De lo anterior y, por cuestiones de espacio, brevísimamente también de algunos otros filmes exhibidos en la tercera edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos, se hablará aquí en la próxima entrega.
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