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Desde la fim pro de Guadalajara
Hace poco fuimos invitados a la FIM PRO de Guadalajara. Se trata de la Feria Internacional de la Música para Profesionales, un encuentro en el que por cuatro días convivieron grupos, promotores, curadores de festivales, periodistas y líderes de la industria musical no sólo de México sino de Latinoamérica y otras partes del mundo. Modificación a la primera FIM que conocimos en la capital tapatía –entonces destinada al público en general–, ésta redujo su tamaño persiguiendo metas relacionadas con la interacción entre quienes normalmente trabajan a distancia. Nos parece, pese a no ser perfecta, que tuvo un éxito notable.
En ella –aunque nos perdimos a varios de quienes actuaron en los escenarios del Barramericano y el C3– pudimos conocer algunos proyectos interesantes tanto en vivo como en discos que nos ofrecieron al andar tras bambalinas. Aquí algunos de ellos: Animales Blancos y Maité Hontelé de Colombia, Carlos Marks, A Love Electric, Matavenados y Belafonte Sensacional de México y Apanhador Só de Brasil. Los primeros, Animales Blancos, son comandados por Andrés Gualdrón, un percusionista y cantante notable cuyas dotes histriónicas no pueden soslayarse. Es de los que mantienen atenta a la audiencia con una vorágine verbal que bordea la frontera entre el humor y la acidez. Junto a él suenan bajo, guitarra y saxofón, una dotación que en directo proyecta alocuciones de baile, pero que también propone psicodelia y ritmos compuestos con métricas raras. O sea que es uno de esos combos que hacen bailar a las chicas, que ponen a prueba a los melómanos y que a todos saca una sonrisa.
Maité Hontelé |
Maité Hontelé, también de Colombia, es de las que tienen el “paquete completo”. Es una rubia con garbo y belleza que canta, toca la trompeta y dirige con sabiduría a su conjunto. Hablamos de salsa pero con altos vuelos en su base rítmica. Claro, bastaron pocos compases para que la gente se le entregara con pies y ojos. Sabemos que su nombre es grande en su patria y que ha dejado marca en Europa y Asia. Le auguramos lo mismo para el resto de nuestro continente en muy poco tiempo, si sabe mantener el pegamento entre esos ejecutantes experimentados.
Extremos distintos son los de Carlos Marks. Eso sí que no se ve ni se escucha todos los días. Por supuesto conocíamos su disco debut (Dislalia), pero no habíamos podido verlos sobre el escenario. Y sí, nos dejaron impactados. De inmediato percibimos a artistas comprometidos con su instrumento y con una búsqueda obsesiva que rinde frutos a través de la honestidad. Tienen velocidad, tienen mugre, saben improvisar, entienden de texturas y pueden crear obligados melódicos de gran pulcritud. Imagine nuestra lectora, nuestro lector dominical, a un cuarteto de locos que toma música de los Balcanes, del folclor mexicano y del free jazz, para filtrarlo por instrumentos como el violín, la latarra (guitarra de lata), el contrabajo y un set de percusiones multigeográfico. Espléndido.
También de México sonó A Love Electric. No hay mucho que decir sobre este vibrante trío, no porque valga poco su propuesta, sino todo lo contrario, porque la carrera de sus integrantes avala rápidamente la calidad del trabajo que proponen. Todd Clouser, Aarón Cruz y Hernán Hetch han escurrido el jazz rock de su álbum Son of a Hero en cientos de escenarios, ocupando un sitio peculiar en la vanguardia nacional. Tras verlos aplaudimos uno más de sus frutos. Ahora bien, aunque no pudimos escuchar a Belafonte Sensacional y aunque Matavenados se nos apareció en una conversación casual, hemos escuchado ambas propuestas (mexicanas las dos) y queremos recomendarlas, porque en ellas habla una juventud que expresa su propia urbe (los primeros son del DF, los segundos de Hermosillo) sin preocuparse por coincidir con el gusto del mundo anglosajón.
Digamos que, desde posiciones radicalmente distintas, los dos consiguen universalidad por atender a su fuero interno. Belafonte, en su disco Gazapo, canta “Como Kerouac on the road”; Matavenados, en Efímero, propone “Furby: el monstruo del sabor”. Belafonte dice “Lo hice por el punk”, Matavenados “¡Ay amá!, déjame dormir otro ratito”. Belafonte piensa en un folk citadino de letras esenciales, Matavenados desmaterializa al desierto sonorense apostando más por el art rock instrumental. Hay que acercarse a ambas bandas, como también hay que dejarse hipnotizar por Apanhador Só de Brasil. Muchos nos dijeron: “Tienes que venir a escucharlos.” Sabíamos que tenían razón, pero ya no estábamos en condiciones mentales. Claro, luego nos arrepentimos. Hoy, incluso, nos jalamos el cabello pensando que no hicimos un último esfuerzo, pues hemos investigado su repertorio en internet. Impresionante. Vaya en su búsqueda. Confíe. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos. [P.D. Justicia para Ayotzinapa.]
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