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Trompada a la cultura: el Chino Leyva
Recientemente Morelos perdió a uno de sus mayores amantes y cultivadores del teatro. Juan Arturo Leyva Calvillo, el Chino Leyva, se caracterizó por la simpatía que inspiraba al público cuando se encontraba en escena; su carácter sencillo y su don de gentes le ganaron un lugar entre quienes lo conocieron como actor y como amigo.
Oriundo de Aguascalientes, Juan Arturo comenzó su preparación actoral en 1976 en el Centro Cultural Mascarones. De sus estudios sobresalen los de dirección escénica, montaje, coreografía, escenografía, teatro popular, indígena y de carpa, dramatización del corrido mexicano, técnicas de payaso, títere guiñol, dicción y voz, entre otros. Como es evidente, el Chino Leyva no era un histrión improvisado.
De su experiencia en Mascarones (1976-1997) destacan las puestas en escena de piezas como Vida y muerte de Zapata, Leyendas mexicanas, De Tlaltelolco a Tlaltelolco, Canto general de nuestra América, El corrido, La carpa mexicana, Estampas de la Independencia, Canek, El Quinto Sol, Quetzalcóatl, Las calaveras de Posada, La pastorela mexicana, Chilam Balam y Nehua Nika, con las cuales visitó Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Michoacán, Guerrero, Querétaro, Aguascalientes, el estado de México, el Distrito Federal, Guanajuato y San Luis Potosí, entre muchos otros.
Trabajó con los departamentos de difusión cultural del ISSSTE y de la SEP. Realizó giras en los programas fronterizos y de teatro escolar por varios estados del país, así como en calidad de profesor en cursos de verano dirigidos a maestros con participación en Morelos, Zacatecas y San Luis Potosí.
Sobre su experiencia fuera de México, Juan Arturo viajó a San Antonio, Texas; Los Ángeles, Fresno y San Francisco, California, con la Unión de Trabajadores Agrícolas dirigida por César Chávez. En Cuba tuvo oportunidad de trabajar en el Festival Internacional de Teatro en Camagüey, Santa Clara, Pinar del Río, La Candelaria, Islas del Este, Isla de la Juventud y La Habana; fue invitado por el FONAPAS para representar a México en el Festival Internacional de Teatro organizado por la UNICEF en San José y en San Francisco, California.
Fundador de peñas culturales, en 1998 creó, junto con su compañera Ileana Carreño, La Trompada Teatro-Música, concepto que agrupa varias disciplinas como música, teatro y poesía, en espectáculos dirigidos a todo público; en este ámbito dirigió y actuó en el montaje de las obras Los cuentos de la selva, Cabaret míxtico, Vicios para-lelos, Reyecitos a la diabla, El mundo es música y puro cuento y ¡Ah qué Muerte tan viva!
El Chino Leyva dejó un legado de honestidad, dedicación y profesionalismo en el teatro. Desde las tandas culturales de Tlaltenango logró un desempeño memorable, y en su trayectoria se advierte el orgullo por sus raíces y un amor profundo ofrendado a su cultura y a su historia. Ya quisieran muchos insípidos la pasión de este artista para simplemente respirar.
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