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Monsiváis, el outsider crítico
Mariana Domínguez Batis
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Leyendo a Monsiváis,
Linda Egan,
Dirección de Literatura, UNAM,
México, 2013.
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Pese a todo, algunos de los rituales del caos
pueden ser también una fuerza liberadora
Carlos Monsiváis
“¿Qué haremos sin ti, Monsi?”, fue la pregunta que lanzó al aire Elena Poniatowska y que resumió el sentir de muchos cuando murió Carlos Monsiváis en 2010, año en que México perdió a uno de sus intelectuales más críticos y prolíficos.
“Leerte y analizarte”, es la respuesta que da Linda Egan en el volumen Leyendo a Monsiváis, donde queda establecido que el escritor “sigue viviente y coleando en cada uno de los textos –crónicas, cuentos o ensayos– que ha legado a sus lectores de hoy y mañana”.
Egan, la mayor experta en la obra de Monsiváis hoy en día, presenta un análisis crítico muy académico y bien fundamentado del trabajo que el “cronista ubicuo” desarrolló a lo largo de más de cincuenta y cinco años de carrera periodística y literaria. La autora estadunidense desgrana las facetas de quien fuera “el hombre siempre presente” en la realidad nacional, un gatófilo declarado, poeta de inicio, historiador de la cultura mexicana y un intelectual de tamaño tal que “México no volvería a conocer”.
Para quien quiera introducirse, reintroducirse o mirar desde una óptica distinta la obra del crítico, el libro recién editado en español por la UNAM puede ser un muy buen punto de partida, ya que implica un paseo analítico a través del universo monsivaisiano. En él, la doctora y profesora de la Universidad de California-Davis revisita la obra del escritor, desde su primer tomo publicado, Días de guardar (1970), hasta el que vio la luz pública poco antes de su muerte, Apocalipstick (2009).
Un aspecto de la publicación que puede ser muy rico es el estudio que hace la investigadora del género que mejor exploró Monsiváis: la crónica. Para ello, se remonta al primer contacto que tuvo el pensador con el nuevo periodismo estadunidense, a través de narradores como Norman Mailer, Truman Capote, Joan Didion y, sobre todo, su preferido, Tom Wolfe.
A partir de una comparación entre el trabajo de Wolfe y el de Monsiváis, Egan refuta que el mexicano haya hecho una simple imitación de los estadunidenses, como se le ha imputado en algunas ocasiones. Por el contrario, la autora lo reafirma como uno de los orígenes de la “nueva crónica mexicana” y el heredero auténtico de Bernal Díaz del Castillo y su crónica de la Conquista.
Además del conquistador, el otro antecedente de la crónica monsivaisiana es el trabajo del polémico Salvador Novo, a quien se dedica un capítulo en el que se detalla su labor literaria y en pro de la apertura para la comunidad gay, al menos en la capital mexicana, y donde se explica su influencia en el trabajo del “periodista omnipresente”.
La especialista remarca también la importancia del corpus de Monsiváis como vehículo para comprender la cultura mexicana desde afuera, ya que se erigió como el “conocedor número uno de la cultura popular en México”. Sus crónicas de la capital, los migrantes, los chicanos y otros temas, en las que se entrevé el paso de lo tradicional hacia la modernidad –además de aspectos como el machismo, la pobreza y la violencia–, significan una entrada amable y divertida para el no iniciado en “lo mexicano”.
El volumen refleja la admiración plena de la académica estadunidense hacia el “gran humanista y activista”, quien le enseñó “a amar la crónica” y le infundió “su devoción al pueblo mexicano”. Es el resultado de “escudriñar con lupa”, durante veintidós años, “cada una de las palabras impresas de Carlos Monsiváis, o por lo menos aquellas que he podido conseguir en diversos archivos, periódicos, revistas, libros”, afirma la periodista, quien también es la artífice de Carlos Monsiváis. Culture and Chronicle in Contemporary Mexico (2011), el estudio más serio hasta ahora sobre el trabajo del intelectual, así como de una tesis doctoral y numerosos artículos sobre su quehacer periodístico y literario.
Además de analizar concienzudamente el legado de Monsiváis, Egan resalta en todo el texto la lucha que enfrentó en vida el narrador, orientada hacia la construcción de una sociedad civil organizada en un Estado con una muy incipiente democracia, como es el nuestro.
Es así que las crónicas del también coleccionista “aligerarán el corazón” de quien se acerque a ellas, e incluso podrían inspirarlo “a salir a la calle”, sostiene la estudiosa, ya que en ellas se refleja una actitud optimista con una pizca de utopía, que puede ser lo que requiere nuestro país para convertirse en “autosuficiente, autocrítico y dispuesto a reírse y a responsabilizarse de sí mismo”.
Mientras los restos mortales de Monsiváis descansan en el Museo del Estanquillo, dentro de la urna de un gato dormido, esculpida por el artista oaxaqueño Francisco Toledo, los demás somos llamados por la profesora a releer su obra y a “documentar nuestro optimismo”, tomar conciencia y ser protagonistas del activismo democrático con el que soñó en vida el “outsider crítico”.
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No es fácil el camino de la libertad,
Nelson Mandela,
Siglo XXI Editores,
México, 2013.
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Esta es la segunda edición –la primera data de 1966– de la bien conocida recopilación de artículos, discursos y textos que Madiba leyó en su defensa ante los tribunales, en los que expone muchísimo más que una condición personal, la suya tan particular de acoso sufrido a consecuencia de su irreductible lucha contra el apartheid. Lo que Mandela alcanza aquí, párrafo a párrafo, es la construcción de un discurso humanista en el que desvela las sinrazones de la política –vale decir; la ideología– colonialista que, de un modo u otro, en los hechos sigue rigiendo hasta nuestros días. Con introducción de Oliver Tambo, prologado por Ahmed Ben Bella, compilado y anotado por Ruth First, y traducido por Francisca Perujo, este es un libro imprescindible para todo aquel que quiera, con verdadero conocimiento de causa, entender al enorme Nelson Mandela dialogando con él a través de su obra, y no a partir del reflejo mediático, que por numeroso que sea siempre será incompleto y, por lo tanto, insuficiente.
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Ejército Libertador, 1915,
Francisco Pineda Gómez,
Era/Conaculta,
México, 2013.
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Los editores dan noticia puntual del contenido del volumen, cuyo contenido “está basado en informaciones de los documentos internos del Ejército Libertador, miles de cartas, telegramas, relaciones, circulares, decretos y manifiestos provenientes de los fondos Emiliano Zapata, Genovevo de la O y Gildardo Magaña, junto con los archivos de Jenaro Amezcua, Venustiano Carranza y Federico González Garza, entre otros”. Con este trabajo, el antropólogo y profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia prosigue su notable trabajo de recuperación de documentos y análisis de los mismos, de ese período complejo y aún incompletamente entendido que es la Revolución mexicana, específicamente en cuanto corresponde al movimiento armado que se asentó en el sur del país, y lo suma a los volúmenes previos La irrupción zapatista, 1911, así como La revolución del sur, 1912-1914.
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