jornada
letraese

Número 208
Jueves 7 de Noviembre
de 2013



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate



Director fundado
El comercio del cuerpo

Diferencias entre la trata y el trabajo sexual

Hace un año que se promulgó en México una ley contra la trata de personas, la cual sanciona de manera grave este delito, sobre todo cuando implica la explotación sexual comercial de la víctima. Sin embargo, está escrita de tal manera que impide reconocer el hecho de que el trabajo sexual existe como una actividad independiente de ese delito, con la diferencia esencial de que no coopta voluntades.

Leonardo Bastida Aguilar

Me sentía soñada. Mi novio me propuso salirme de mi casa para vivir con él y no lo dudé. El muchacho no estaba feo y me sacaba del pueblo. Mi familia me maltrataba mucho, así que mejor me vine con él a la Ciudad de México. Tenía 16 años y me prometió llevarme con una tía, trabajar mucho para que tuviéramos "algo", casarnos y tener hijos, relata Suspiro mientras sonríe y se acomoda en la silla de esta habitación extraviada en un bullicioso y céntrico lugar de la capital mexicana.

Al llegar al Distrito Federal, la situación cambió al poco tiempo. De 45 años de edad y con casi 30 de trabajo en las esquinas, Suspiro mira en retrospectiva lo que fue "su primera vez". "Me hizo creer que tenía una tía enferma por la que se endeudó con su patrón para poder curarla. Me dijo que si me acostaba con su patrón, él le iba a dar un dinero y lo iba a dejar de chantajear con meterlo al reclusorio. Yo le dije que cómo, si éramos pareja, estaba dispuesto a permitir eso. Él sólo contestó que si de verdad lo quería, accediera. En ese momento pensé en dejarlo pero no pude porque lo quería mucho".

Madre de una muchacha y un muchacho mayores de 20 años, a quienes tuvo "en el ambiente", no pierde el humor y la alegría. En definitiva, todo parece ser un lejano pasado. Después de haber accedido a tener relaciones sexuales con el patrón de su novio, éste le dijo que estaba muy enfermo y necesitaba dinero para poder operarse. Las mentiras fueron constantes hasta que terminó dedicándose de tiempo completo al trabajo sexual.

Dice que lo peor fue que su novio era cada más violento con ella. Si se negaba a dar un servicio, le pegaba y la humillaba. Si se tardaba con un cliente, la pateaba en las espinillas. Además, cuando ella lo cuestionaba, le decía que si no seguía acostándose con otros hombres iba a ir al pueblo a contar todo lo que hacía en el Distrito Federal; aseguraba que a él le iban a creer más porque la mamá de Suspiro lo quería mucho.

La situación duró varios años hasta que un amigo, a quien conoció en las esquinas, la ayudó a dejar a su novio y comenzar una nueva vida. Aunque, reconoce, no pudo alejarse del trabajo sexual porque en muchos lugares, al saber que era "esquinera", le negaban un empleo. "Me seguí trabajando. Me sentía desamparada y sola, no quería seguir con el mismo maltrato; me dije: 'si ya estoy aquí, mejor me sigo'. Se me hacía difícil tomar una decisión y me quedé trabajando", aunque ahora sin rendirle cuentas a nadie.

Una ley con deficiencias
En septiembre pasado se publicó el Reglamento de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos. Esto un año y dos meses después de que la Cámara de Diputados promulgó la Ley cuyo objetivo es establecer competencias y formas de coordinación para la prevención, investigación, persecución y sanción de los delitos en materia de trata de personas entre los gobiernos federal, estatales, del Distrito Federal y municipales. La ley contempla reparar el daño a las víctimas de trata de personas de manera integral; establecer los tipos penales en materia de trata de personas y sus sanciones; determinar los procedimientos penales aplicables a estos delitos; establecer mecanismos efectivos para tutelar la vida, la dignidad, la libertad, la integridad y la seguridad de las personas, así como garantizar el libre desarrollo de niñas, niños y adolescentes, cuando sean amenazados o lesionados por la comisión de los delitos de trata.

Si bien el avance fue sustancial y estuvo sustentado en que México es un país de origen, destino y tránsito de las redes de trata de personas, debido a su proximidad geográfica con los Estados Unidos y Centroamérica, diversas organizaciones de la sociedad civil como Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, las Mujeres Sexoservidoras de la calle San Pablo y Cruces del barrio de La Merced y académicos señalaron en diversos foros una deficiencia: esta ley no contempla la existencia del trabajo sexual e involucra a todo tipo de actividad sexual remunerada en el delito de trata, lo cual provoca que las mujeres trabajadoras sexuales independientes sean vulnerables ante las autoridades y las redes de trata que las extorsionan.

Greta, integrante del colectivo, quien prefiere salvaguardar su identidad detrás de un antifaz, señaló durante el foro "La prostitución y su problemática" que hoy en día, para las autoridades delegacionales y los cuerpos policíacos, el hecho que haya tres o más personas juntas en una esquina implica "delincuencia organizada", lo cual provoca que sean víctimas de constantes detenciones arbitrarias.

Este hecho ha provocado algunas modificaciones en su vida cotidiana, pues algunos hoteleros ya no se arriesgan a rentarles un cuarto para cambiarse de ropa o pasar la noche, temerosos de que en un operativo "anti trata" los vinculen con una red de tratantes.

Ahora, Greta y sus compañeras buscan un rincón en la calle para poder cambiarse de ropa, en algunas ocasiones a la vista de muchas personas, y un lugar para dormir o descansar sin ser molestadas, donde puedan estar seguras.

Regular para proteger
Para la filósofa argentina Patricia Britos, el trabajo sexual consiste en la oferta de servicios sexuales a cambio de dinero y es un servicio que pueden brindar mujeres, hombres y personas transexuales o travestis.

En entrevista con Letra S, la académica de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina, explicó que la denominación de la oferta de servicios sexuales varía con base en la perspectiva feminista desde la que se aborde la situación. Para las llamadas abolicionistas y prohibicionistas, las mujeres dedicadas a esta actividad están en "situación de prostitución", es decir, no tuvieron elección y anhelan otro tipo de vida. En otras palabras, se presupone que estas mujeres confían en que podrán salir de la situación que las obliga a prostituirse. En el fondo está la idea de que los hombres siempre se aprovechan de las mujeres y las humillan al tener sexo con ellas sólo por dinero.

En cambio, para la autora del artículo ¿Por qué la prostitución debe ser un trabajo sexual?, las conocidas como regulacionistas conciben esta actividad como un trabajo y reclaman el derecho a disponer del propio cuerpo en forma autónoma y libre. Por ende, el término "trabajo sexual" contiene una ideología muy profunda fundamentada en la independencia de la persona para decidir sobre su cuerpo. El reclamo de las trabajadoras sexuales es que se reconozca la actividad como un trabajo igual a cualquier otro para poder gozar de los derechos de cualquier trabajadora: seguridad social, jubilación y protección por parte del Estado.

La experta en filosofía y ciencia política considera importante diferenciar el trabajo sexual, la explotación sexual y la trata. Basada en la propia percepción que tienen las mujeres dedicadas al sexo comercial, la filósofa plantea que la trabajadora sexual es la mujer que ofrece servicios sexuales y no se siente víctima sino que ha llegado a esta actividad voluntariamente.

En contraste, señala que la mujer tratada es la que termina privada de su libertad y ejerciendo la prostitución porque fue engañada (creyendo que iba a realizar otro tipo de tareas) y trasladada desde su país o provincia de origen a otro lugar que desconoce donde se le secuestra (se le droga y se le coacciona).

Con el pretexto de proteger a las mujeres y niñas de la trata para explotación sexual, hay un fenómeno mundial que consiste en perseguir a las trabajadoras bajo el argumengto de que es por su propio bien. Incluso, comenta, se les clausuran los lugares de trabajo y se les deja sin recursos económicos; a veces, se les saca de su propio hogar porque lo usan para servicios sexuales.

Para la docente de la universidad argentina, en caso de reconocerse el trabajo sexual no sólo se estarían cubriendo las necesidades de las y los trabajadores sexuales, quienes poseerían documentos para avalar la legalidad de su actividad económica, sino que se lograría un cambio sustancial equivalente a pasar de una época donde existía la "ley seca" a otra donde las autoridades constatan si el local que vende alcohol cumple con los permisos.

"Hoy en día se está clandestinizando el trabajo sexual y esto atenta contra la seguridad de las trabajadoras como también contra la salud pública. No tenemos acceso a estas mujeres porque están obligadas a esconderse; por lo tanto, no hay posibilidad de saber si se están cuidando contra al VIH u otras infecciones de transmisión sexual. Tampoco podemos educarlas en sus derechos y eso es lo peor", recalcó.

Sin entregar cuentas a nadie
El bullicio de las calles de la zona centro de la ciudad acalla las decenas de historias de mujeres que son supervisadas todo el tiempo y trasladadas de un lugar a otro, en la ciudad y en el área conurbada, para ofrecer sus cuerpos. La historia de Suspiro no es la única, aunque es una excepción porque no rinde cuentas a nadie. Aunque ella misma reconoce que otras mujeres son "taloneadas" todo el tiempo, algunas otras son golpeadas constantemente por sus padrotes e incluso, en días recientes, una fue asesinada tras discutir con el padrote que ya no quería darle dinero.

Para Suspiro, la vida pudo haber sido muy diferente si no hubiera sido traída por su novio con mentiras. Probablemente nunca hubiera vendido su cuerpo. A pesar de reflexionar constantemente sobre eso, afirma que no se avergüenza de su trabajo porque es digno como cualquier otro y lo hace porque tiene necesidades que subsanar, igual que cualquier otra persona.

Por eso, no le parece justo que las patrullas pasen por los lugares donde trabaja y les digan "pinches putas" por el altavoz, o que la opinión de la gente sea que ellas tienen una vida fácil porque sólo abren las piernas y ya. Para ella, este trabajo no es fácil porque hay que enfrentarse a la discriminación y la etiqueta de que "nadie confía en ti por ser esquinera", además de que cuando sufren agresiones por parte de los clientes, la policía los deja libres con el argumento de que el infractor se defendía "del asalto de las prostitutas".

Los abusos no son novedad para Suspiro. Desde que se independizó la han querido extorsionar. Tras varios años de sufrir por su cuenta, se agrupó con algunas compañeras para defenderse de los clientes golpeadores, de las autoridades delegacionales, de los policías y de los padrotes. También aprendió que su trabajo era libre e íntimo. "No tengo que hacerle caso ni darle dinero a nadie porque yo soy la que aguanta el riesgo, las manoseadas y los piquetes".


S U B I R

Alternativas

Ayudar a las trabajadoras sexuales agrupadas en el colectivo de Mujeres sexoservidoras de la calle San Pablo y Cruces del barrio de La Merced ha sido uno de los objetivos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, institución educativa que desde 2010 ha prestado las instalaciones de Casa Talavera, recinto cultural ubicado en el mismo barrio, para que las interesadas acudan a terminar sus estudios de primaria y tomen clases de computación. En días recientes, 20 trabajadoras sexuales culminaron el curso de computación y se espera poder abrir a corto plazo cursos de belleza, diseño de modas, gastronomía y derechos humanos.

Como parte de un proyecto escolar, alumnas de la Universidad Iberoamericana fundaron la organización civil Sin Trata con el objetivo de colocar el tema del tráfico de personas para su explotación sexual en la agenda pública a través de aliados en otras organizaciones, periodistas y legisladores. Como parte de sus actividades, la organización trabaja con dos albergues especializados, de los cuales han egresado 151 niñas rehabilitadas. A fin de lograr una mayor concientización en la sociedad sobre el problema, se realizará un taller de capacitación integral, en el que los jóvenes interesados acudirán a escuelas primarias de varias zonas del país para hablar con los niños acerca de la trata.