Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 4 de septiembre de 2011 Num: 861

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Tomarse el día
Aura MO

Monólogos Compartidos
Francisco Torres Córdova

Mujeres, poetas y beatniks
Andrea Anaya Cetina

Entrevista con Alberto Manguel
Adriana Cortés Colofón

Lawrence Ferlinghetti.
¿Qué es poesía?

José María Espinasa

Lucian Freud, lo verdadero y lo palpable
Anitzel Díaz

Lucian Freud más allá de la belleza
Miguel Ángel Muñoz

Manuel Puig: lo cursi transmutado en arte
Alejandro Michelena

Leer

Columnas:
Señales en el camino
Marco Antonio Campos

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Felipe Garrido

Dos semanas

Mi madre y mi tía Mara fueron preciosas. Desde chiquillas. Vivían en la sierra; mi abuela rentaba cuartos. Cuando Beatriz, mi madre, la mayor, cumplió trece o catorce años, mi abuela comenzó a temer por sus niñas. Su padre era minero y andaba siempre en los montes. Mi abuela decidió irse a Durango. Una noche, ya tarde, llegó un joven palestino que mal hablaba español. En su media lengua, le pidió alojamiento. La abuela le dijo que ya ni muebles tenía. Pero el muchacho la convenció de que lo dejara pasar la noche. Era vendedor y sabía convencer.

A la mañana siguiente, reflejada en el cristal de su ventana, el muchacho vio aparecer a Beatriz. Quedó prendado. Corrió a hablar con la abuela. Lo único que quería era quedarse. Le ofreció una fortuna. Dos semanas –dijo la abuela. Pero fueron meses. Aceptado el noviazgo, tuvieron que esperar dos años para casarse; así dijo el abuelo. Pero finalmente hubo boda. Tuvieron siete hijos; yo soy la menor.