El uso electoral de la justicia
Golpes selectivos
Quintana Roo, Sinaloa
¿Y las alianzas, apá?
Chocan por captura de Greg
Mal momento para hablar de impuestos
Comida y bebida chatarra fuera de las escuelas
Los tehuanos
Gabinetazo: analfabetismo en rosa
México, el más desigual de la OCDE
Cayó Bazbaz, ¿cuántos por el caso ABC?
La rentabilidad de la práctica médica
Falta voluntad política a gobernantes
El último suspiro del Conquistador / XXXVIII
a detención de Gregorio Sánchez Martínez, candidato al gobierno de quintanaroense por la coalición PRD, PT y Convergencia, quien es señalado por la Procuraduría General de la República (PGR) por presuntos vínculos con el crimen organizado, enrarece el panorama político nacional de cara a los procesos electorales de julio próximo –en los que se renovarán 12 gubernaturas estatales, entre ellas la de Quintana Roo– y revela la comisión de una serie de irregularidades y la aplicación de un doble rasero en la procuración de justicia, como parte de un patrón de conducta del grupo en el poder al amparo de la llamada “guerra contra el narco” del gobierno federal.
Pesar por la partida de Gabriel Vargas
ste día el país debe estar de luto. ¿La razón? Ha muerto don Gabriel Vargas, creador de la familia Burrón y otros personajes que retratan la idiosincrasia del mexicano. Recordar a don Gabriel Vargas me vuelve a mi infancia. Gracias a la familia Burrón aprendí a leer a los cinco años; por esa curiosidad innata que nos caracteriza a todos de niños, quería saber qué decían los diálogos. Leer ese cómic, que es un clásico sobre nuestra sociedad, me permitió darme cuenta de nuestra realidad social.
ste año coinciden en el Consejo de Seguridad (CS) de la ONU Brasil, México y Turquía. Uno de los asuntos centrales de la agenda de ese órgano es la cuestión nuclear iraní
. La más reciente resolución del CS al respecto data de septiembre de 2008. Su ulterior consideración ha sido, en los hechos, extraída del consejo y expropiada por los cinco miembros permanentes más Alemania, que constituyen un agrupamiento ad hoc conocido como Los Seis
. Los 10 miembros electos del consejo han quedado excluidos de las consultas de Los Seis. No se han registrado objeciones formales a que el tema –inscrito en la agenda del consejo– se discuta fuera de su sede, lo que es irregular, ni a que se permita actuar como miembro permanente de facto a un país que no es parte del consejo desde 2004. Los Seis acaban de anunciar su acuerdo en los elementos centrales de una nueva resolución sobre el asunto, centrados en la ampliación y endurecimiento de las sanciones que el consejo ha decidido aplicar a Irán en resoluciones anteriores. Esas irregularidades, además de la naturaleza explosiva del tema –dicho sea sin intentar un juego de palabras–, y de la experiencia en general negativa con los regímenes de sanciones, han llevado a sus actuales miembros a asumir distintas posiciones sobre el asunto. Conviene analizar las actitudes, muy contrastantes, de los tres arriba mencionados. Un embajador estadunidense acudió, hace años, a una metáfora zoológica para caracterizar las actitudes de Estados Unidos y México en su relación bilateral: el oso y el puercoespín
. Imitándolo, la comparación que se presenta en esta nota podría titularse: los castores y el ciempiés
.
l 16 de febrero de 2002, Valentina Rosendo Cantú, indígena del pueblo Me’ Phaa, fue torturada sexualmente por elementos del Ejército Mexicano mientras lavaba su ropa en un arroyo cercano a Barranca Bejuco, municipio de Acatepec, en pleno corazón de la Montaña de Guerrero. En ese tiempo Valentina contaba con 17 años y tenía dos años de casada con Fidel Bernardino, con quien procreó a su hija Yenis.
Fernando Escalante Gonzalbo mi artículo del jueves pasado le pareció, al igual que otros publicados en estos días a raíz del secuestro de Diego Fernández de Cevallos, monótono, confuso, estridente y sobre todo estéril
(La Razón, 25 de mayo). Es su opinión, y me parece respetable. Pero insisto en el argumento: la percepción
sobre la inseguridad (y el primero en hablar de ella como una apreciación errónea es el gobierno) no se explica sólo a partir de las cifras recogidas por las estadísticas, sean éstas oficiales o no. Más bien, el escepticismo o la desconfianza están marcados por una suerte de cambio de calidad en los delitos y no únicamente por la frecuencia con que se realizan. En ese sentido, la crueldad inusitada que los define es una forma de a) ajustar cuentas e intimidar a los adversarios en la disputa inacabable de los cárteles y, b) una manera de acrecentar la sensación de temor colectivo, que en última instancia se sustenta en la conciencia de la impunidad prevaleciente. Por eso, suponer que la percepción
ciudadana sería mejor
si la prensa en general dejara de informar sobre estos casos, como algunos han planteado, puede ser una grave salida a una fenómeno preocupante: la sospecha de que en la mal definida guerra
(así entre comillas) contra la delincuencia organizada el gobierno está perdiendo importantes batallas. Mejor, supongo, sería revisar si dicha estrategia es la indicada para vencer y convencer. Ese sería, pues, el punto de partida para intentar una nueva narrativa
que dé cuenta respecto de los efectos de la delincuencia organizada sobre la sociedad en su conjunto.
uando el PAN estaba en la oposición cumplía una importante función de vigilancia que era un poderoso disuasivo para los funcionarios abusivos asociados con gobiernos priístas. Fueron estos últimos los que introdujeron cambios en la administración pública con el fin de frenar la corrupción, por ejemplo la Secretaría de la Función Pública –originalmente llamada Secretaría de la Contraloría–. Ahora no hay quién vigile a los panistas –la autoridad moral de los otros partidos en ese respecto es más bien limitada–, que se comportan igual, si no es que peor, que los priístas de los años 70. Favoritismo, nepotismo, licitaciones amañadas, recursos públicos desviados a operaciones especulativas, tráfico de influencias, caracterizan a las administraciones panistas que al inicio se nos presentaron como una orgullosa parvada de mirlos blancos. El temor a la Contraloría introdujo orden en la administración gubernamental; los funcionarios del pasado respetaban a esa instancia y cumplían con sus requerimientos. Ahora no es así. Hace unas semanas la Secretaría de la Función Pública presentó una larga lista de funcionarios, entre ellos muchos de primer nivel, que no habían hecho su declaración patrimonial. Una omisión que hubiera sido impensable antes de 2000.
l odio y la sed de venganza del gobernador colonial Luis Fortuño contra los estudiantes en huelga de la Universidad de Puerto Rico parecen no tener límites. Desde el inicio del movimiento, hace ya cinco semanas, la policía arremetió contra los jóvenes dentro del recinto de Río Piedras en violación de la autonomía universitaria y se han escuchado frecuentes amenazas del funcionario al uso de la fuerza frente a los huelguistas. La isla vio con indignación el ensañamiento con que el cuerpo de elite policiaco tundía a macanazos a los padres, activistas y artistas que intentaban pasarles alimentos a los alumnos en resistencia a través de los sitiados portones del plantel de Río Piedras. Hace unos días los esbirros de Fortuño hicieron caer a mansalva sus cachiporras y rociaron gas pimienta sobre cientos de estudiantes de la universidad y trabajadores que manifestaban en el hotel Sheraton de San Juan en rechazo a las políticas antiobreras y privatizadoras del gobernador, a unos metros de donde éste disfrutaba una cena tea party a mil dólares el cubierto, un hecho que por sus características hace pensar en una emboscada tendida con premeditación. Sólo el firme apego a la lucha pacífica de los manifestantes impidió que la provocación hiciera escalar la violencia fuera de control. Aquella provino del entorno más cercano del gobernador, uno de cuyos escoltas habría dado inicio a la agresión, denunció el doctor Héctor Pequera, copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.
ace tres años Pakistán lo destronó del Poder Judicial. Iftikhar Mohammad Chaudhry, quien fue descrito por la prensa estadunidense como un nacionalista irresponsable que intentaba destruir el gobierno favorable a Washington del dictador-general-presidente, Pervez Musharraf. Hoy, un año después de que se le restableció en su puesto en la Suprema Corte, Chaudhry es considerado por algunos como un fundamentalista de closet, un seudotalibán ansioso por derrocar la dudosa democracia de su país.
omo la mancha de petróleo que derramó British Petroleum, se extiende la convicción de que México está en una situación crítica de la que no parece posible que se levante. Poco importan las declaraciones de que en nuestro país el desempleo es sensiblemente inferior
al promedio de los países industrializados. Tampoco sirve advertir que existe un bajo riesgo
de que las dificultades financieras de gobiernos europeos se trasladen a la economía mexicana. Lo cierto es que cada vez más mexicanos piensan que el país no tiene salida.
i Borola Tacuche devino mascarón de proa de la insumisa condición de la pobrería chilanga, Briagoberto Memelas, Juanón Teporochas, Poncho López, el Güen Caperuzo y su carnala Caledonia son emblemas del cacicazgo, una institución social sin adjetivos
que, para bien o para mal, le presta voz y rostro a nuestros parajes y rancherías.
n 1973 Jorge Luis Borges hizo en México una de las críticas más contundentes al género novelístico, al género de géneros, según algunos. En una mesa redonda grabada en dos partes por Televisa en el famoso salón El Generalito, del Colegio de San Ildefonso, el poeta dijo sin rodeos: son imposibles las novelas sin ripios, sin rellenos, sin basura. Por eso no le interesaba el género; por eso nunca había escrito una novela. Me asombró su crítica, porque tenía ante sí a tres novelistas: Salvador Elizondo, Juan García Ponce y Adriano González de León, quienes no rebatieron el punto.