Mentiras transparentes
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MENTIRAS TRANSPARENTES
Felipe Garrido
EL RAYO
Dicen que en el principio no había otra cosa que tinieblas y agua. Y sucedió que el Gran Espíritu, que reinaba sobre ellas, sintió un terrible malestar, un dolor de estómago muy fuerte, y haciéndose a un lado vomitó el Sol, la Luna y las estrellas. El Sol comenzó a calentar, las aguas se fueron convirtiendo en nubes, y a medida que fue bajando su nivel fueron surgiendo las montañas y los valles, la tierra seca, con las plantas, los grandes árboles y las lagartijas. Luego el Gran Espíritu volvió a vomitar, y esta vez arrojó el jaguar, el águila, las estrellas fugaces, el rayo, la serpiente y a la primera mujer. Se vivía en concordia, excepto por el rayo: tenía tan mal carácter que el Gran Espíritu terminó por condenarlo a vivir en el cielo. Los hombres se quedaron entonces sin fuego, y el Espíritu les enseñó a sacarlo de su escondite en los leños. Rencoroso, el rayo vuelve a causar daños, a veces, cuando asalta con su furia la Tierra.
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