Han pasado cinco años del asesinato de Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada en Sinaloa. Y la justicia no llega.
Todos lo saben, pero quien además posee la documentación para acreditar esa cruel verdad es la abogada Sara Mendiola, coadyuvante de la Fiscalía General de la República (FGR) y asesora jurídica de la familia de Javier. Y por eso afirma sin ambages: “solo habrá justicia completa cuando el autor intelectual del homicidio, Dámaso López Serrano, El Mini Lic, sea llevado a juicio y sentenciado en México”.
Y es que hasta hoy, la única orden de aprehensión que falta por ejecutarse es precisamente la de López Serrano, quien es hijo de Dámaso López Núñez, a su vez es compadre de Joaquín El Chapo Guzmán Loera. Aquél es quien, según las pesquisas, ordenó dar muerte a nuestro compañero.
El gobierno mexicano ya solicitó a Estados Unidos la extradición de El Mini Lic, pero la petición no ha sido respondida, informa por su parte el titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle), Ricardo Pérez Sánchez del Pozo.
En Estados Unidos, López Serrano ya ha sido sentenciado en uno de los procesos penales que enfrenta, pero no será entregado a la justicia mexicana sino hasta que las autoridades de aquel país lo decidan, porque actualmente tiene estatus de testigo protegido para que declare en el juicio de El Chapo Guzmán, ex líder del cártel de Sinaloa.
Javier Valdez fue asesinado el lunes 15 de mayo de 2017. Ese día, como era su costumbre, acudió al Bistro Miró, en el centro de Culiacán. Llegó poco después de las siete de la mañana, ocupó la misma mesa en la que durante años tomaba café mientras leía periódicos y escribía un rato en su computadora.
Permaneció allí casi tres horas. Salió del restaurante y se dirigió a las instalaciones del semanario Ríodoce para definir con sus compañeros los contenidos de la publicación para el siguiente lunes.
Minutos antes de las 12 horas abandonó la redacción llevando la bolsa de piel donde guardaba su computadora y su teléfono celular. Había acordado comer en su casa; pasaría a comprar unos pollos rostizados.
A media calle de donde se ubica el semanario, sobre la avenida Teófilo Noris, tres sicarios lo vigilaban abordo de un automóvil Versa de color gris.
El también autor de Levantones. Historias reales de desaparecidos y víctimas del narco, entre otros exitosos libros, ya en su auto avanzó calle y media, y frente a la estancia infantil Los Jardines, ubicada en el número 229 de la avenida Vicente Riva Palacio, recibió los disparos mortales. Lo asesinaron. Sus atacantes se llevaron el automóvil de Javier y la policía local tardó 15 minutos en recibir una llamada de alerta.
Durante cinco años de investigaciones, la FGR obtuvo cuatro órdenes de aprehensión. Tres fueron contra los autores materiales, entre ellos Luis Ildefonso Sánchez Romero, El Diablo, quien cuatro meses después fue asesinado en San Luis Río Colorado, Sonora.
Dos de los mandamientos se cumplimentaron. En marzo de 2020 fue condenado a 14 años y ocho meses de prisión Heriberto Picos, El Koala, quien aceptó colaborar con la FGR y por ello obtuvo una sentencia reducida.
En junio del año pasado un juez federal sentenció a 32 años de prisión a Juan Francisco Picos, El Quillo. En su caso, el sicario presentó una apelación a la condena y busca que se le declare inocente. Por el contrario, la FGR pretende que se amplíe la sentencia.
Las indagatorias de la Feadle refieren que la orden para asesinar a Javier Valdez se dio en la semana del 7 al 14 de mayo. Dámaso López Serrano acudió al pueblo de El Dorado, Sinaloa, una comunidad cercana a Culiacán, se reunió con sicarios de su mayor confianza y dispuso asesinar al periodista a cambio de 100 mil pesos y un arma que tenía como distintivo el logo de los Dámasos.
Un lustro después del crimen de Javier Valdez, su caso “sigue inconcluso. No podemos decir que ya no hay impunidad aunque las autoridades realicen muchas acciones para traer a México a Dámaso López Serrano, el autor intelectual del crimen”, afirma la abogada Sara Mendiola.
“Está vigente la solicitud de extradición. Las autoridades de Estados Unidos determinarán cuándo estarían en disposición de entregarlo a la justicia mexicana”, insiste a su vez Ricardo Pérez Sánchez del Pozo.
El Mini Lic, quien pretendió arrebatar el liderazgo del cártel de Sinaloa a los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán tras la extradición de éste al país vecino en enero de 2017, perdió la disputa, huyó de México seis meses después y se entregó a la DEA.
La FGR trató de interrogarlo sobre el homicidio de Javier Valdez y obtener su confesión de que habría ordenado el asesinato porque, en un texto sobre el narcotraficante, Javier lo llamó pistolero de utilería. Pero El Mini Lic se negó a comparecer ante la Feadle.