La Compañía Nacional de Teatro (CNT) comenzó ayer la temporada de la obra El convivio del difunto, escrita y dirigida por Martín Zapata, que aborda los temas del amor no compensado y el que es correspondido de manera plena, así como su vinculación con la muerte.
Esta comedia mexicana, que se presenta en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), cuenta la historia de Leonor, aristócrata que pierde a su marido, Mauricio, quien, a pesar de estar muerto, sigue hablando y en movimiento, y nadie sabe por qué, por lo que Leonor busca consuelo de sus dos mejores amigos.
En conferencia, Zapata comentó que al escribir la obra pensó primero en el tema de la infidelidad, pero después surgió la idea del muerto que habla, entonces se volvió comedia con un trasfondo trágico.
La obra muestra la dualidad entre la vida y la muerte. “La muerte como algo que nos otorga conciencia de que si estamos vivos, deberíamos disfrutar”, explicó Zapata, Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón 2018.
Mauricio, el muerto que camina, come y hace bromas, puede revelar lo oculto y conjugar los estratos sociales, el amor, la amistad, la existencia y la muerte.
El autor expresó que en la obra el espectador se asoma a los intentos de los personajes por salir de una situación que se desarrolla con humor, música, nostalgia y baile, pero que también permite ver su vulnerabilidad.
El convivio del difunto, agregó Zapata, “habla de las contradicciones de lo que somos, los personajes beben, cantan en inglés, comen mole y quieren viajar a Venecia; también incluye el ritual oaxaqueño”.
El actor Arturo Beristáin, quien interpreta a Mauricio, expresó que el tema de la muerte está relacionado con la idiosincrasia del mexicano. Recordó a Juan Rulfo y su obra Pedro Páramo, donde todos los personajes están muertos. “Festejar y burlarse de la muerte habla de nuestra idiosincrasia como país; es un espejo de lo que somos”.
Aunque el texto de Zapata no especifica un espacio temporal, la propuesta escenográfica de Alejandro Luna está ambientada en los años 70. “Todas las circunstancias de esa época la hacen creíble. En mis obras me gusta alejarlas del momento actual e intento hacer un contraste”, explicó Zapata.
En estos contrastes y absurdos que tiene la puesta en escena, el dramaturgo consideró que en México estamos acostumbrados a mentir con engaños, grandes o chiquitos.
“Se nos da fácil salir de los conflictos mediante embustes y la otra persona entiende que estás mintiendo, así que también lo hace, pero ambos saben lo que piensa el otro y así se teje una serie de subtextos en nuestras relaciones.”
Mariana Giménez, quien interpreta a Leonor, expresó que “esa ficción absurda era el reflejo de una sociedad con reglas tan cerradas que tenía que recurrir al engaño y la apariencia para lograr pertenecer”.
Para los actores, la obra podría ser un homenaje a la familia, a los anhelos y miedos de una generación, a una época pasada, pero cuyo recuerdo es vívido y queda la sensación de que las personas somos niños perdidos tratando de ser felices, a pesar de nosotros mismos.
En el montaje participan el elenco fijo de la CNT: Arturo Beristáin, Diana Fidelia, Sonia Franco, Mariana Giménez, Erando González, Gastón Melo y Rodrigo Vázquez.
El equipo creativo está compuesto por Alejandro Luna, en el diseño de escenografía e iluminación; Jerildy Bosch, en el diseño de vestuario; Joaquín López Chas, en el diseño sonoro; Maricela Estrada en maquillaje y peinados, y Dalia Balp, a cargo de la coreografía.
El convivio del difunto se presenta hasta el 19 de junio, los jueves y viernes a las 20 horas; sábados a las 19 y domingos a las 18 horas en el Teatro de las Artes del Cenart (avenida Río Churubusco 79, esquina calzada de Tlalpan, colonia Country Club).