París. Con cinco directoras–-de un total de 21 filmes– en competición, el Festival de Cannes está lejos de cumplir sus promesas de paridad. ¿A qué se debe? Una industria todavía demasiado masculina, aseguran los organizadores.
Como el año pasado, cuando la francesa Julia Ducournau se convirtió en la segunda mujer en ganar la Palma de Oro, esta 75 edición cuenta con múltiples directoras, pero están principalmente en las secciones paralelas del certamen.
Este año son cinco mujeres, frente a las cuatro de la edición anterior, lo que permite al festival establecer su récord de directoras en competición.
La actriz y directora francoitaliana Valeria Bruni-Tedeschi, de 57 años, presentará Les Amandiers, sobre una escuela de teatro fundada por el conocido autor y director Patrice Chéreau, con el sida como telón de fondo.
También en liza por la Palma de Oro figura la francesa Claire Denis, de 76 años, con Stars at noon, una historia de amor situada en Centroamérica. Otra francesa, Léonor Serraille, nacida en 1986, compite con Un petit frère, su segunda película, sobre una familia de migrantes en los suburbios de París.
La estadunidense Kelly Reichardt, de 58 años y destacada figura del cine independiente, narra el día a día de una artista en Showing up. Y la belga Charlotte Vandermeersch, de 38 años, codirige con Félix Van Groeningen Le Otto Montagne, sobre una amistad entre dos chicos.
En los otros grandes festivales europeos, la paridad tampoco es una realidad. En septiembre, la Mostra de Venecia seleccionó en competición cinco filmes de directoras, de un total 21 largometrajes.
Sólo la Berlinale se acerca al objetivo: en su edición de 2022, en febrero, siete películas de 18 fueron dirigidas por mujeres.
Y como en Cannes, son dos directoras –la francesa Audrey Diwan en Venecia y la española Carla Simón en Berlín– las que se alzaron con el máximo galardón.
En el festival alemán, de hecho, prácticamente todos los premios fueron copados por mujeres: el de mejor película, mejor directora, mejor guión, gran premio especial, y el premio a la mejor interpretación.
Las secciones paralelas
Pero el Festival de Cannes no es sólo su selección oficial. En la Semana de la Crítica, que hace hincapié en los nuevos talentos, de 11 largometrajes, cinco están hechos por mujeres.
También en la Quincena de Realizadores, 11 directoras figuran en la selección de 23 filmes, entre ellas la chilena Manuela Martelli, con 1976, y la española Elena López Riera, con El agua. Ambas presentan su ópera prima.
Esta sección paralela, que también impulsa a los jóvenes autores, entregará su tradicional Carroza de Oro a Kelly Reichardt.
El jurado
Si la selección oficial es el punto débil en cuanto a la paridad, el jurado del festival, en cambio, sí se acerca más al principio de igualdad, con cuatro mujeres entre los nueve miembros. En tres ocasiones, ellas fueron más numerosas (2009, 2014 y 2018).
Este año, el presidente del jurado es el actor Vincent Lindon, pero los nombres de las intérpretes Penélope Cruz y Marion Cotillard circularon con fuerza hasta el último momento.
Y la actriz española Rossy de Palma presidirá el jurado de la Cámara de Oro, que premia la mejor ópera prima de toda la edición.
A esto se suma que el Festival de Cannes nombró recientemente como presidenta a la jurista Iris Knobloch, que en julio tomará el relevo de Pierre Lescure. Es la única mujer al frente de un gran festival.
La alfombra roja sanguinolenta de la Croisette: abre con ¡Corten!
Afp
París. El Festival de Cine de Cannes abre su 75 edición como cerró la anterior: con sangre y vísceras.
La Palma de Oro en 2021 se la llevó Titane, una bomba cyberpunk firmada por la directora francesa Julia Ducournau, que presentó una historia de transexualismo y obsesión por los autos, chorreante de aceite y gasolina.
La película fascinó y repugnó por igual a los críticos.
Este año el certamen prefiere un tono más lúdico y quedará inaugurado con ¡Corten!, del francés Michel Hazanavicius, una historia de zombis con aires de comedia.
Hazanavicius ganó en 2011 un Óscar con el filme en blanco y negro The artist y es conocido en Francia por su serie de pastiches del agente 007, OSS 117.
¡Corten! es la versión de Hazanavicius de un largometraje japonés sobre el rodaje catastrófico de una película de muertos vivientes.
Pero el filme que amenaza de nuevo con provocar arcadas al espectador es Crimes of the future, del canadiense David Cronenberg, en el que Viggo Mortensen, que interpreta a un artista de performance, abre literalmente sus tripas ante el espectador, con la ayuda de Kristen Stewart y Léa Seydoux.
Más allá de los límites
Cronenberg ya se llevó el Premio Especial del Jurado en 1996 con Crash que, como Titane, narra la mórbida atracción de algunos seres humanos por los coches, a costa de su salud física.
Y curiosidades cinéfilas, el director canadiense, autor de obras maestras del cine gore, como La mosca o Scanners, ya utilizó el título Crimes of the future en una de sus primeras películas, de 1970.
La Quincena de los Realizadores, una sección paralela, también tendrá sus dosis de hemoglobina, pero esta vez desde una perspectiva científica.
El documental De humanis corporis fabrica examina la figura de André Vésale (1514-1564), primer anatomista e inventor de la disección del cuerpo humano.
“Los festivales como Cannes son conocidos por mostrar un cine que trasciende los límites, películas que a lo mejor no son apreciadas inicialmente, pero que luego son aclamadas”, explica Kate Robertson, experta en cine e historia del arte.
Las películas gore son actualmente algunas de las más “singulares, creativas e innovadoras”, a su juicio.
Cannes sirve regularmente raciones de cine indigesto.
La gran comilona de Marco Ferreri (1973), narraba un festín inacabable y nauseabundo de un grupo de gourmets dispuestos a morir comiendo.
Y en 2002, la Croisette quedó conmocionada con el filme Irreversible de Gaspar Noé, donde una escena de una violación provocó hasta desmayos.
Cannes es conocido por esos golpes de efecto, pero la vocación del cine de horror y hemoglobina sigue siendo la provocación al margen. Y el festival es ante todo un escaparate, no un club cerrado.
“El premio a [Julia] Ducournau el año pasado fue una sorpresa excitante para muchos”, señala Kate Robertson.