n medio de la tormenta arancelaria que esta a punto de desatar Trump, los bancos privados que operan en México lograron el mayor monto de utilidades de las que se tiene registro. Esta noticia, que pudiera ser extraordinaria, en nuestro caso es reiterada. En innumerables ocasiones, al cerrar los registros anuales de la operación bancaria, se informa de utilidades récord. En 2024, las utilidades bancarias sumaron 288 mil 340 millones de pesos que, para dimensionarlo de alguna forma, significan 3.2 por ciento del gasto total del sector público, o bien equivale a las dos terceras partes del presupuesto asignado a la educación pública en el país.
La cifra es enorme, pero al presentarla, se anota que en el sexenio que apenas terminó el crecimiento de estas utilidades por primera vez fue menor que el de la economía, ya que creció 1.4 por ciento respecto a las de 2023. En todo caso, lo cierto es que si la economía crece, crecen más las utilidades bancarias, y sí la economía detiene su crecimiento o disminuye su tasa de crecimiento, las utilidades bancarias siguen creciendo. Los bancos obtienen montos de utilidades muy significativos siempre. Pero resulta que el negocio bancario asentado en México está muy concentrado. De los 288 mil 340 millones de pesos de utilidades totales, los siete bancos con mayor presencia obtuvieron 232 mil 264 millones, es decir, 80.55 por ciento. De modo que los bancos españoles BBVA y Santander, el inglés HSBC, el canadiense Scotiabank, el estadunidense Banamex (antes Citibanamex) y los mexicanos Banorte e Inbursa se apropian de cuatro quintas partes de las utilidades del sistema bancario que opera en México.
Estos cinco bancos extranjeros envían la mayor parte de sus utilidades netas a sus respectivas matrices. Los datos que anotamos registran las utilidades brutas de los bancos. Una vez que esas empresas hacen el pago de los impuestos correspondientes, tenemos las utilidades netas. Resulta que, en los resultados agregados de los grupos financieros respectivos, las filiales que operan en México son las más rentables, es decir, las que generan las utilidades netas más grandes de sus respectivos grupos. Lo que importa a los bancos es, por supuesto, la utilidad neta. Por ejemplo, en el caso de BBVA, la filial española es la que mayores utilidades brutas genera, pero la filial mexicana es la que mayores utilidades netas produce.
BBVA México es la filial más rentable debido a que la tasa de impuestos que paga al gobierno mexicano es mucho menor que la que BBVA España paga al fisco español. Tenía razón AMLO cuando dijo que con el gobierno de la 4T a los bancos que operan en México les había ido muy bien. Pero también les fue muy bien cuando regresó el PRI al gobierno, o en los dos sexenios del PAN o a su llegada a México en el gobierno de Zedillo. A los bancos privados siempre les va muy bien en México, debido a que operan con un margen financiero muy amplio, es decir, que la tasa de interés que cobran por los créditos que otorgan es muy superior a la que pagan a sus ahorradores y, además, debido a que la tasa impositiva que existe en México es significativamente menor que la española, inglesa, canadiense y estadunidense.
La coyuntura que estamos enfrentando en este momento, plantea enormes amenazas que probablemente se concretarán en afectaciones a la actividad económica. Los aranceles que Trump acaba de imponer a todas las importaciones de acero que hace Estados Unidos, por ejemplo, afectará a 112 mil pequeñas y medianas empresas en México. Un arancel de 25 por ciento a esta industria la impactaría duramente, pero las afectaciones se correrían a la industria automotriz, con todos sus componentes. De modo que resulta claro que los impactos previsibles serán importantes.
Naturalmente, las finanzas públicas se verán afectadas. Una disminución en la actividad de industrias relevantes, como la acerera, la automotriz y otras más, impactará a la economía en su conjunto, lo que afectará los ingresos tributarios. Consecuentemente, los ingresos públicos serán menores que los previstos. El gasto público, por su parte, tendría no sólo que mantenerse en los montos estimados, sino incluso crecer para amortiguar los impactos negativos. Sería fundamental poder incrementar los ingresos tributarios. Los bancos cuentan con la capacidad para entregar al fisco recursos tributarios adicionales. Para ello hace falta proponer modificaciones inmediatas al esquema fiscal existente, que es claramente viable plantear.