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Actrices privadas de su libertad se despojan de su personaje y se convierten en ellas mismas

Agrupan a reclusas y personas liberadas en talleres de teatro auspiciados por el Instituto de Reinserción Social

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▲ Por medio del proyecto Teatro Espejo, las obras que se presentan en reclusión también se llevan a cabo en libertad.Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de septiembre de 2022, p. 6

Dos nuevas y singulares compañías se han formado como resultado de los talleres sobre teatro, auspiciados por el Instituto de Reinserción Social (IRS) de la Ciudad de México, en los que participaron personas privadas de su libertad, así como otras liberadas del Sistema de Justicia Penal, quienes escenificaron el lunes pasado, al interior del Centro Femenil de Santa Martha Acatitla, la obra Alquimia y transmutación: mujeres presas dentro y fuera de una cárcel.

Con la participación de más de 40 mujeres privadas de su libertad, la puesta en escena, con dramaturgia y dirección de Arturo Morell, habla sobre un grupo de reclusas que están ensayando una obra que trata sobre un grupo de mujeres que son perseguidas, juzgadas y muertas por la Santa Inquisición.

Durante los momentos que tienen que convivir, antes, durante o después de los ensayos, las reclusas actrices representan, por medio de distintos diálogos, las difíciles y dolorosas vicisitudes de su vida cotidiana dentro de la cárcel, los conflictos de poder, egos, rencores, pero también situaciones de fraternidad y solidaridad.

En medio de la ficción y entre las canciones que interpretan, las reclusas se despojan del personaje que están encarnando y son ellas mismas, de distintas generaciones, alguna transexual y otra indígena, quienes expresan crueles testimonios reales sobre sus propios casos, sus años de condena, sobre lo que se pierde al estar encarcelada, cómo las olvidan sus familiares o cómo extrañan a sus hijos, acerca de los malos juicios que tuvieron y que están en la cárcel por defenderse de su agresor o no tener suficiente dinero para pagar un abogado honesto. En el mosaico de voces, algunas reconocen su culpabilidad, otras dicen que son inocentes.

Gracias al esfuerzo de ese grupo se formó la Compañía Teatral de Personas Privadas de la Libertad, mientras otro fuera de la cárcel formó la Compañía Teatral de Personas Liberadas.

Ambas agrupaciones forman parte del proceso de reinserción social articulado por el IRS, que ha instituido el proyecto Teatro Espejo, lo cual implica que las mismas obras que se presentan en reclusión se realicen también en libertad, con la finalidad de fortalecer el acompañamiento emocional, educativo y sicológico de las internas.

De acuerdo con dicho instituto, “en los últimos meses 70 personas han conseguido su libertad gracias al Programa de Liberación de Mujeres, implementado por el gobierno federal e impulsado por el de la Ciudad de México, a través de un trabajo de colaboración interinstitucional en el que participan la Consejería Jurídica y de Servicios Legales, las secretarías de Seguridad Ciudadana y de las Mujeres, así como la Junta de Asistencia Privada.

Durante agosto y septiembre, el IRS atendió a una parte de ese grupo que ya obtuvo su libertad. Les ha ofrecido un acompañamiento individualizado y les ha brindado herramientas en las áreas de trabajo, educación, salud, deporte y cultura; 10 de ellas se han integrado a las actividades culturales y teatrales que ofrece el IRS.

Para Arturo Morell, director general del Instituto de Reinserción Social de la Ciudad de México, esta estrategia de consolidar el Teatro como Puente a la Libertad genera espacios seguros y dignos de reconciliación y resignificación y fortalece una reinserción social armónica y empática.

El teatro, comentó a La Jornada el también creador escénico, es un proceso catártico tanto para las reclusas como para quienes han podido ver la obra. Un primer estreno se realizó con un público integrado únicamente con las propias internas, posteriormente se dio otra función junto con sus familiares.

Alquimia y Transmutación: mujeres presas dentro y fuera de una cárcel “es una obra que conmueve e impacta, pues también se pone de manifiesto cómo el color beige o gris de su vestimenta las invisibiliza y nulifica su personalidad.

Por eso en la obra se permite que las reclusas usen zapatillas y vestidos de varios colores. Quizá para otra persona eso sea insignificante, pero para quien lleva cinco, 10 o 20 años vistiendo un mismo color, al usar un rojo, un verde o un amarillo les da libertad y, sobre todo, personalidad y dignidad.

Morell adelantó que el IRS y la Compañía Nacional de Teatro (CNT) están trabajando en un proyecto en el que se espera que se integre alguna persona liberada de la cárcel como parte del elenco de alguna obra de la CNT.

Luego de que la obra se escenificó en el Centro Femenil de Santa Martha Acatitla, se realizará un segundo estreno en el exterior, en la que participarán más de 30 mujeres liberadas, el próximo viernes a las 20 horas, en La Nana Laboratorio Urbano de Arte Comprometido (ConArte), ubicado en el segundo callejón San Juan de Dios 25, Centro Histórico, en la Ciudad de México.