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Escenifican las relaciones del poder político con el hampa
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de septiembre de 2022, p. 4

Las mentiras, la simulación, los oscuros secretos de una familia acomodada, así como las relaciones que establece el poder político con el crimen organizado mexicano, son temas de la puesta en escena Nuestro amado general, que se estrenará y tendrá una breve temporada en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario, a partir de hoy.

Con dirección de Luis Ayhllón, Nuestro amado general es una adaptación de la obra Espectros, del dramaturgo sueco Henrik Ibsen, realizada por el mismo Ayhllón, un trabajo por el que fue premiado por el gobierno noruego con el Ibsen Scope Grant. Un premio que por primera vez se otorga a un creador escénico mexicano.

En la obra original de Ibsen, Helen es una viuda que financia la construcción de un orfanato, el cual se dedicará a la memoria de su difunto marido, el capitán Alving. En cierto momento, Helen confiesa a su consejero espiritual, el pastor Manders, las miserias de su matrimonio: que el capitán era un alcohólico mujeriego, que además había dejado embarazada a una sirvienta. Helen se ha esforzado por ocultar la situación por temor al rechazo de la comunidad, hasta que por consejo del pastor, en su discurso el día de la inauguración del orfanato, decide confesar las mentiras, las simulaciones, el machismo y abusos de un hombre que era respetado y admirado por su comunidad. 

Luis Ayhllón retoma esos personajes para presentar no a un capitán, sino a un general mexicano y, en este caso, se presenta la revelación de una estatua en su honor que encarga el gobierno.

El personaje de la viuda, interpretado por Irela de Villers, contará todos los secretos de su difunto esposo, el general Armando Durán, antes de mostrar su estatua a los asistentes reunidos en la plaza pública para el homenaje.

La obra Nuestro amado general se propone exponer las simulaciones y abuso de poder que comienzan en la familia y que se consolidan en las instituciones públicas y políticas, así como las relaciones que establece la Iglesia y el poder político con el crimen organizado mexicano, comentó Ayhllón en charla con La Jornada.

“Tristemente, 80 por ciento de las historias que aquí se entretejen fueron sacadas de la realidad mexicana, que van desde la Revolución Mexicana hasta la guerra contra las drogas en el sexenio de Calderón.”

El personaje de la viuda “podría ser cualquier esposa de un gobernador o la esposa de un político influyente. Además, el hijo de la viuda, que en la historia original viene de París, en este caso llega de Harvard, como muchos políticos mexicanos que regresan al país con la intención de ser presidentes. 

Al final, se trata de un retrato de la alta sociedad mexicana y los oscuros secretos de los políticos influyentes, de cómo el poder patriarcal en el seno familiar permea hasta las instituciones políticas y públicas, lo que conlleva serias consecuencias en todos los estratos de la sociedad, expresó Ayhllón.

La puesta en escena es ágil y delirante, de humor negro y con una atmósfera surrealista. El general, que interpreta Juan Carlos Colombo, ausente en escena, pero que aparece a través de una serie de proyecciones, es un personaje Frankenstein, hecho de pedacitos de varios militares que han estado involucrados en los últimos 100 años en la historia de México.

Nuestro amado general se estrena en México en el marco del Festival CulturaUNAM, con temporada desde hoy y hasta el 2 de octubre, miércoles, jueves y viernes a las 20 horas, sábado a las 12:30 y 19 horas, y domingo a las 12:30 y 18 horas en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del CCU (Insurgentes Sur 3000).