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El estante de lo insólito

Kiss, la ilusión que nace del fuego

“Beth I know you’re lonely
And I hope you’ll be alright
‘Cause me and the boys will be playing… all night”

Tema Beth

E

l sueño de una banda puede ser grabar su música, alcanzar mucho público en vivo y hasta un puñado de premios, pero todo eso junto era demasiada ambición para un cuarteto de personalidades disímbolas, que ni siquiera era considerado para los clubes importantes de su centro de formación en Nueva York. Era 1972 y ni en sus mejores deseos de éxito podían pensar en vender millones de discos y mantenerse por casi 50 años. Gene, Paul, Peter y Ace inauguraron un legendario fenómeno musical llamado Kiss.

Welcome to the Show

Los dos fundadores de la banda pertenecen a familias inmigrantes: Gene Simmons (Chaim Witz en su registro de nacimiento) nació en Israel, hijo de padres húngaros que huyeron de Europa, como también emigró la madre de Paul Stanley (Stanley Harvey Eisen), de origen alemán. Gene armó una banda modesta llamada Coffee y al buscar un guitarrista topó con Stanley. Cambiaron de nombre a Wicked Lester, y con ese nombre lograron un contrato de grabación con Epic Records. Nunca hicieron el disco. Formaron otro grupo, al que sumaron a un baterista formidable: Peter Criss, quien ya había recorrido todo un circuito de pequeños foros sin hallar estabilidad y posibilidad de éxito. Pensaban que serían un trío, a la manera de The Who, pero decidieron incluir una guitarra que llevara liderazgo con solos que robustecieran su cuerpo sonoro. Llegó Ace Frehley.

Fue con Eddie Kramer, quien había producido Cry of Love de Jimi Hendrix en 1971, con quien pudieron grabar un demo de calidad. Entonces llegó el cruce más importante de su historia: los fichó para representarlos el creativo, dinámico, gran negociante y arriesgado Bill Aucoin. Contrario a la moderación que otros hubieran buscado en un póquer que quería no sólo tocar, sino convertirse en personajes extravagantes y hacer un concierto distinto, Bill les dio ideas de todo tipo que reforzaran su búsqueda. De hecho, él les llevó a un mago para que enseñara el acto del lanzallamas humano al primero que se atreviera, pensando usarlo en el tema Firehouse. Gene encontró una escena perfecta para ser El Demonio.

Paul fue hombre estelar, Peter, Gato seductor y Ace un hombre del espacio. Kiss of the Death fue uno de los primeros nombres sugeridos, pero Paul lo contrajo y quedó solamente como Kiss. Bill les puso el contrato con Casablanca y lanzaron el disco en 1974 con título homónimo de la banda: Kiss. Al primer disco le sobraba sustancia, con cadencia melódica y aspereza roquera de chicos duros. Entre otros temas estaba Deuce, que fue perfecto openning en su primera gira y en muchas posteriores, así como la sólida Black Diamond, y 100,000 Years, de lo que mejor suena en directo. No terminaban de ajustar el modelo de las presentaciones en vivo cuando ya grababan su segundo disco: Hotter than Hell. Menos completo, tendría muy buenas piezas, como Let Me Go Rock and Roll. En 1975 hicieron Dressed to Kill, respondiendo a la búsqueda de un himno. Para publicistas, fans (la ya formada Kiss Army que haría escándalos en radiodifusoras que no los programaban) y ellos mismos, se volvería el himno de todo el rock: Rock and Roll All Nite.

Alive, la otra historia

Golpeados, en ocasiones destrozados por los críticos, los integrantes de Kiss eran adorados por sus fans. Entre el kabuki, la ciencia ficción, el cine de horror y un ímpetu para demoler estadios, los cuatro músicos definieron la naturaleza de sus personajes en vivo. Guitarras con humo incendiario o fogonazos que desprendían reflectores en soporte de luces, eran parte del repertorio de Ace en medio de sus alucinantes riffs. Y Gene, demonio macho alfa dominante, escupía sangre, fuego y volaba sobre todos como vampiro acechante. Pirotecnia, humo, luces, candelabros o plataformas deslizantes, con Peter Criss tundiendo tambores y platillos mientras su batería subía varios metros en elevación felina, Kiss era todo lo que nadie había mostrado en una misma receta de explosiones consecutivas. Sin embargo, las bajas ventas de los discos no reflejaban los efectos de la ejecución escénica. Bill Aucoin, todos en la disquera Casablanca y Eddie Kramer hicieron un acto de ilusionismo: el álbum doble Alive, una cosa con sello Kiss, es decir, estrambótico, con efectos sonoros y rugidos de público añadidos en una mezcla maestra. Y ahí sí, estaba todo. Después llegó Rock and Roll Over (1976), con canciones muy logradas, en especial Hard Luck Woman.

De la siguiente producción de estudio surgió Destroyer, para muchos especialistas, su mejor álbum. Lo produjo Bob Ezrin, genio detrás de The Wall, obra cumbre de Pink Floyd y de School’s Out, fundamental de Alice Cooper. Ezrin fue brillante para llevar de la mano al cuarteto y sacar temas como God of Thunder, Detroit Rock City, Shout it Out Loud y Beth, una balada melancólica que parecía una contradicción en todo el atropello del espíritu de Kiss, propenso y dispuesto a la fiesta, el desgarriate, el sexo, el estallido y la distorsión acústica. Beth, en la voz rasposa y estupenda de Peter Criss, fue arropada por los seguidores y el máximo éxito de su historia. Siguió el disco Love Gun (1977), que cargaría con rolas como Hard Luck Woman. En el medio, la banda aceptó hacer el malísimo telefilme Kiss Meets The Phantom of the Park (Gordon Hessler, 1978).

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▲ Ilustración Manjarrez / @Flores Manjarrez

Sin embargo, el éxito global no sólo infló sus cuentas bancarias, sino llenó los camerinos de drogas y alcohol. Peter y Ace llevaron el concepto de reventón al límite de la destrucción personal. Ni Paul como típico front del grupo ni Gene con su imagen de chico malo (nunca participó de los estupefacientes y no toma alcohol) estaban en esa frecuencia. Mientras el mundo compraba estuches de maquillaje, muñecos, loncheras, cómics (la parodia en México fue Chiss en los 80), o radios con su marca, buscaron terminar las disputas con algo sorprendente: cada miembro grabaría un disco como solista. Los resultados son irregulares y malos, pero vendieron muchísimo. New York Groove, de Frehley, se incorporaría al set de las presentaciones en vivo. Pero ni los siguientes discos, Dynasty (1979; con la bella Sure Know Something y el descomunal éxito I Was Made for Loving You) y Unmasked (1980; un disco que parecía de otro grupo), frenaron lo imposible. Peter sólo grabó un tema de las dos producciones, y Ace apenas participó.

Criss abandonó oficialmente y Eric Carr se incorporó para la gira de 1981, que fue una debacle financiera. En el mismo año grabaron el disco más extraño y experimental del grupo: The Elder, una fábula gótica que nadie digirió bien, anticipando lo que Paul haría vocalmente en el musical El fantasma de la ópera en los años 90. El tema The World With Out Heroes libró la quema y Gene la cantaría en cada oportunidad. Para 1982 hicieron Creatures of the Night, en la que ya Vinnie Vincent colaboró como buen letrista, entregando con Stanley la mejor canción del álbum: I Still Love You. La gira del disco despidió a Ace y recibió a Vincent como nuevo integrante, pero entre El zorro, de Eric, y El guerrero/ hechicero, de Vinnie, el público no aceptó del todo la nueva forma del grupo, si bien siguieron tocando en todo el mundo.

Sin maquillaje

Antes que aceptar disolverse, Paul y Gene decidieron que Kiss podría seguir con vida sin el maquillaje. Parecía un paso al abismo, pero funcionó cuando dejaron las complacencias fáciles para hacer el duro disco de rock pesado Lick it Up (1983), que tenía canciones que los ponían a competir con la mejor rudeza del momento, como Exciter o A Million to One. Pero la megalomanía de Vincent para mostrar su indiscutible virtuosismo, lo dejó fuera del camino. Sería Mark St. John quien tomó el relevo para Animalize (1984), pero de pronto tuvo síndrome de Reiter (literalmente, no podía cerrar la mano) y llegó entonces el brillante Bruce Kulick (su hermano Bob, fue efímeramente una opción de guitarra para la banda, antes de Ace, pero ha grabado y tocado con ellos en diferentes momentos) para Asylum (1985), Crazy Nights (1987), Hot in the Shade (1992) y Revenge (1992). De este último quedó una canción que lo mismo han tocado que puesto como telón de fondo al final de los conciertos: God Gave Rock and Roll to You. La filmación del video fue la despedida de Eric Carr, quien tenía cáncer y falleció a los 41 años.

Sumando al eficaz y experimentado baterista Eric Singer (había tocado con Alice Cooper y Black Sabbath), se lanzaron a grabar Alive III (1993). Los conciertos eran sólidos y el ritmo de Kulick y Singer le dieron una solidez absoluta al grupo. Entonces llegó la presentación (disco y video incluidos) para MTV Unplugged, en 1996. El concierto fue redondo, pero impactó por sus dos invitados: Peter y Ace. El efecto fue telúrico. La banda original firmó de nuevo, pero esta vez con dos fundadores y dos miembros bajo contrato: Peter y Ace.

Nueva banda, viejos rostros

La banda hizo la gira más importante y exitosa de su historia, tocando suelo mexicano en 1997. Sobrios (la mayor parte del tiempo), Peter y Ace sonaron mejor que nunca. Pero, como la magia, detrás del truco hay obra negra y rispidez. Baterista y guitarrista volvieron a las andadas, prácticamente quedaron fuera de la grabación de Pyscho Circus (1998) y el nuevo tour tuvo más desencuentros que cuando Peter les arrojaba baquetas a medio concierto. Eric Singer volvería a la bataca y poco después Tommy Thayer (quien había tenido una banda tributo y fue su gira mánager), se quedaría en la guitarra. Capaces de adaptarse a las modas, los integrantes de Kiss, dueños del espectáculo, el escándalo y la controversia, llegaron con justicia al Salón de la Fama del Rocanrol (2014). Con los nuevos miembros grabaron un disco: Monster (2012), bien producido, pero sin que ninguna canción quedara en la memoria de los fans. Con esa alineación se mantuvieron bien y arrancaron The End of the Road Tour en 2018. No fueron los más dotados, pero hicieron canciones para siempre y construyeron un concepto que, de hecho, va a trascender cuando terminen (si es que pasa, no es la primera vez que lo anuncian) su retiro de los escenarios.