Se cumplió el axioma del beisbol, la fatídica séptima entrada fue una realidad tormentosa para los locales Astros de Houston que perdieron por segunda ocasión consecutiva en el segundo juego de la Serie Mundial. Los Nacionales de Washington, con una sobria actuación del lanzador Stephen Strasburg, los aplastaron por 12 a 3, con un episodio en el que los texanos se hundieron en una cadena de errores que les dejó seis carreras en diez turnos al bateo, para dejar la serie 2 a 0.

Esa fatídica de tintes trágicos empezó con el juego empatado 2-2. En el montículo estaba el abridor de los Astros, Justin Verlander, cansado, pero con una entrada previa limpia, por lo que se arriesgaron a mantenerlo.

Una mala decisión, le recetaron de principio un jonrón de una carrera, Kurt Suzuki era el peor augurio para los locales. Verlander estaba fuera de control, una base por bolas, obligaron a retirarlo para ser relevado por Ryan Pressly. Pero éste empezó inseguro, dio un pasaporte y se hundió el Titanic. En esa entrada los errores de Alex Bregman lo sumirán en noches de pesadilla; no logró atacar la pelota en dos ocasiones consecutivas, como si se tratara de un salmón rebelde, que permitió que el sencillo de Howie Kendrick produjera una carrera.

En esas condiciones Asdrubal Cabrera produjo dos anotaciones más a la cuenta de los Nacionales. Con la pizarra 6 a 2 parecía resuelto, pero Bregman volvió a errar un tiro que costó dos nuevas carreras producidas por un sencillo de Ryan Zimmerman para ponerse 8 a 2.

Para la octava entrada, los Nacionales metieron tres carreras más al relevista Josh James. El final dramático llegó en la novena, con otro jonrón de Michael Taylor a Chris Devenski, para poner la docena de unos Nacionales incontenibles. En su turno de ese rollo, Martín Maldonado pegó un vuelacercas para hacer un poco menos ominoso el resultado de los Astros, que ahora deberán viajar a la capital estadunidense para el viernes tratar de revertir una catástrofe.