Inmerso aún en la controversia desatada tras el frustrado operativo en Culiacán, el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió su desenlace. En la conferencia en la que ofreció comparecer ante autoridades para explicar sus razones, tras la demanda del PAN, arremetió contra los corruptos conservadores que querían más violencia; admitió que la tarde-noche del jueves se entró en crisis, desmintió la presentación de renuncias de subalternos y concluyó que la capital sinaloense retornó a la normalidad.

Con la plana mayor del sector salud para anunciar el plan nacional sobre este ámbito prioritario, la conferencia tomó otros derroteros para concentrarse en las secuelas de la frustrada aprehensión de Ovidio Guzmán: fue una tarde-noche muy difícil, de crisis, el jueves a partir de las tres de la tarde. Ya para la noche ya tenía la información de que había pasado lo peor, lo difícil; y ya se empezó a normalizar la situación en Culiacán, se vuelve a la normalidad, que era lo que nos importaba.

–¿Sí lo van a detener?

–Si existe la orden de presentación, de extradición, desde luego. Siempre y cuando no se ponga en riesgo a la población.

La coyuntura desató una campaña irracional en medios de nuestros adversarios; pensaron que era momento de afectarnos políticamente. Yo siempre creo mucho en la sabiduría de la gente y sé que la mayoría aprobó la decisión. Si se hubieran registrado muchos muertos, hubiera provocado frenar un proceso de transformación, detener la posibilidad de cambio.

Confrontación de modelos

López Obrador indicó: el caso Culiacán sirvió para confrontar dos modelos. Gritaban los conservadores irresponsables, que callaron siempre como momias cuando se masacraba a la población. Añadió que pasará el tiempo y la gente de Culiacán va a juzgar si se hizo bien o se hizo mal. Tengo mi conciencia tranquila.

Casi sin tregua, respondió a insistentes preguntas sobre el fracaso, arremetiendo contra conservadores corruptos y los medios que reivindican una pretendida independencia que no exhibieron cuando se masacraba a la población en pasados sexenios.

Rechazó que le hubieran presentado sus renuncias el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo Montaño, y el titular del Centro Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez, pero acotó: de haber seguido el operativo y se hubieran registrado muertes, ahora se estaría hablando de la renuncia del Presidente.

¿Habrá una sanción al interior?, se le preguntó.

En medio de la defensa de la actuación gubernamental admitió: “Sí, se está haciendo una revisión, el secretario de la Defensa está haciendo una evaluación. Ellos reconocieron (el gabinete de seguridad) que fue una acción precipitada, no actuaron con precaución. Lo importante es que al cometerse este error de falta de preparación del operativo, se decidió detenerlo, porque en otros tiempos, decían, ‘aunque hubiesen daños colaterales...’”

–¿Sabía que el hijo de Durazo Montaño fue compañero de primaria de Ovidio Guzmán López? ¿Tiene la información de que en este operativo habrían participado agentes de la DEA (agencia antidrogas estadunidense)?

–No me gusta la especulación, no hago conjeturas. Procuro tener información de primera y la tengo. No permito que nadie me manipule, no me comparen, porque eso sí calienta. No es de que hacen las cosas y yo no me entero, o delego funciones y usted haga lo que quiera. No. El presidente de México tiene información y sabe muy bien todo lo que sucede.

Agregó: “tengo información y nada de lo que usted está planteando es de mi conocimiento, así nada más. En las benditas redes sociales hay muchas cosas, pero prefiero que haya excesos de información.

–¿Le estaban poniendo un cuatro?

–Si fue esa la intención, aceptando sin conceder, nos hicieron lo que el viento a Juárez.

Y concluyó: tenemos que pensar en la vida, que es mucho más que un mal momento, una tarde-noche triste y de angustia.