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Desmitifican en escena la figura del ‘‘narco millonario y su vida de ensueño’’

Tania Yabel Mayrén y Abril Pinedo adaptan Hedda Gabler, obra de Henrik Ibsen // Última función en la sala Novo

 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de septiembre de 2019, p. 6

Desmitificar la figura del ‘‘narco millonario y su vida de ensueño sangriento” es el leitmotiv de la adaptación del clásico contemporáneo Hedda Gabler, del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, a cargo de la actriz y directora Tania Yabel Mayrén, en codirección con Abril Pinedo.

Esa obra culmina hoy temporada en la sala Novo, espacio adjunto al teatro La Capilla.

Jamás aprendió a estar sola

Es un monólogo en el que la protagonista nació y vivió marcada por la violencia, con un padre colombiano narcotraficante y una madre mexicana, y quien a sus casi 13 años, con el fin de conocer desde abajo el ‘‘negocio”, su padre la utiliza de ‘‘mula” o ‘‘camello” para transportar droga a México y Estados Unidos.

La idea es hablar en torno a esa violencia generada por el crimen organizado; ‘‘que ser narco no es chido, pues ahora nos venden la fantasía del narco millonario, con sus lujos y su vida de ensueño sangriento, como en las narcoseries”, explicó Mayrén a La Jornada.

El montaje traslada la anécdota ibseniana a un contexto latinoamericano contemporáneo en el cual se plantea la presencia del narcotráfico como detonador de la destrucción del mundo interno de una mujer que anhela una vida ‘‘normal”.

Hedda ‘‘es el miedo, la indecisión, la culpa, la traición y la contradicción. Es la agonía, la incertidumbre y la desesperanza. Es también una mujer sensible y pasional que anhela algo más allá de lo que tiene y que no está a su alcance a pesar de que lo intenta”.

Foto
▲ Tania Yabel Mayrén (Hedda) en la obra que escenifica en la sala Novo, adjunta al teatro La Capilla. El personaje encarna ‘‘el miedo, la indecisión, la culpa, la traición y la contradicción. Es la agonía, la incertidumbre y la desesperanza. Es una mujer pasional que anhela algo más allá de lo que tiene y que no está a su alcance a pesar de que lo intenta’’, explica la actriz.Foto José Antonio López

Se muestra ‘‘la profunda vulnerabilidad del personaje, en contraste con esos otros personajes de televisión matones y gandallas; para exponer ese mundo de violencia que al final termina aniquilándola emocional y físicamente”, sostuvo la creadora escénica.

Mediante la bitácora de vida, la protagonista evoca su pasado y presente, ‘‘en un especie de juego escénico que permite entretejer el adentro y el afuera: la intimidad del baño donde está Hedda y las vicisitudes que la marcaron”.

En el escenario, Hedda despierta de madrugada. Sentada en el retrete con su diario en mano, especie de bitácora de vida, narra y se reprocha cada una de sus tormentosas vicisitudes desde su nacimiento, ‘‘nacida del cadáver de su madre y a la que le sembraron el odio incluso antes de nacer” hasta sus 30 años, ‘‘como una mujer que nunca aprendió a estar sola”.

Segunda parte de la trilogía Retrato

La obra Hedda es la segunda parte de la trilogía Retrato, articulada y producida por la compañía T3Y, que integra los monólogos Anna, inspirado en el libro El país de las últimas cosas, de Paul Auster, en el que la protagonista busca a su hermano en un mundo apocalíptico, y Vanesa, estudio documental de una chica que nace, vive y crece en un tiradero de basura en lo que es conocido como el bordo de Xochiaca, estado de México.

La última función de Hedda será mañana a las 20 horas en la sala Novo (Madrid 13, esquina Centenario, Coyoacán).