Opinión
Ver día anteriorMiércoles 28 de agosto de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Tumbando caña

Tras la huella mexicana de El Bárbaro del Ritmo

E

l pasado 24 de agosto, en Cuba, México y otros países del hemisferio sonero se festejó el nacimiento hace 100 años de Bartolomé Maximiliano Moré, mejor conocido como Benny Moré o El Bárbaro del Ritmo.

La efeméride fue motivo para atraer de nuevo al oído y al cuerpo su música, para hablar de él con una copa de ron en la mano, comentar anécdotas y, sobre todo, reflexionar y hacer precisiones sobre su vida y obra, tal como hiciera Iván Restrepo en su conferencia musical Sonero mayor el pasado jueves 22 en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La conferencia arrojó luz a una historia, la del Benny, que se ha estandarizado y difundido sobre todo en la web, plagada de lugares comunes, repeticiones de errores y ausencia de datos que destaquen momentos importantísimos como los seis años vividos en México.

La vida del Benny en México, al decir de Restrepo, en lo profesional tuvo la enseñanza y proyección musical de mentores como don Mariano Rivera Conde, visionario de la industria discográfica en México que lo impulsó en su carrera; el cantante Lalo Montané, quien –a decir de Arturo Núñez hijo– le enseñó a cantar con orquesta de gran formato, ya que el Benny venía de ser un trovador solitario y cantante de conjuntos; los directores de orquesta Arturo Núñez, Memo Salamanca, Chucho Rodríguez, Rafael de Paz y Dámaso Pérez Prado, quienes fueron determinantes en el entendimiento, gusto y futura proyección de la sonoridad jazz band para su etapa solista. En el aspecto humano hizo amigos personalísimos, compadres entrañables y socios incondicionales; se matrimonió con una mexicana, tuvo una hija de nombre Virginia (el nombre de su madre) y aprendió a ser mexicano, comer chile y querer mucho a esta tierra.

Es sabido que México fue el país donde Benny Moré se forjó y proyectó internacionalmente; sin embargo, son pocos los trabajos dedicados a resaltar esa etapa de su carrera. Lo que sobresale en los textos que se han publicado, sobre todo en Cuba, es acerca de su infancia en Santa Isabel de la Lajas y su periodo posmexicano, cuando siendo un artista famoso regresa a su patria y organiza la llamada Banda Gigante.

Hay trabajos serios que van de biografías libres, reportajes periodísticos, hagiografías de fanáticos, opiniones y comentarios laudatorios de intelectuales y anécdotas populares publicados en libros y revistas, pero en la mayoría de los casos se brincan o dedican escuetos párrafos a la presencia del Benny en México.

Ciertamente, de la vida profesional, bohemia o conyugal del Benny en nuestro país sabemos poco, acaso algunas notas en ciertos diarios y lo que cuentan sus amigos, los que convivieron y trabajaron con él, como el ya citado Memo Salamanca; los cantantes Lalo Montané, Chico Andrade y Tony Camargo, con los que compartió tarima, personajes a los que hemos acudido (cada uno en su momento) en busca de ayuda para documentar la presencia del lajero en nuestro país.