Tres autoras, tres poemas
ace años vengo diciendo que no sé si soy más tallerista que poeta, enseñante que escritor. Y es que lo primero de verdad me entusiasma, lo que puede fácilmente constatarse. Por ejemplo, de la segunda quincena de julio a ésta de agosto que corre he dado talleres en las ciudades de Monterrey, México y Nezahualcóyotl (que no por limítrofe con la segunda deja de ser otra urbe, y de otra entidad federativa), unas 20 o 24 horas.
Se me ha antojado reproducir aquí sendos y recientes textos de tres de autoras. El procedente de Monterrey es de una defeña prácticamente oaxaqueña, aunque algo regia: Lourdes Bello. El de Ciudad de México, ése sí, de una originaria de estos lares, Mercedes Alvarado. El de Neza, de una tlaxcalteca residente en su estado, Angélica Minor.
Un paréntesis: citar como en prosa textos originalmente escritos en el tradicional formato del poema modifica el cómo serán percibidos, su recepción por el lector. Y aunque no insalvable el problema crece si ‘‘escalonada” su tipografía. Van aquí sugeridos señalados más propiamente que marcados los escalonamientos (de otro también insuficiente modo dicho: su tabulación, sus sangrías, sus ‘‘espacios horizontales en blanco”) con una breve línea vertical (|).
De Bello: Tan vestida y bien pintada / ni un pelo se le mueve / horas perdidas / || cada día. // Sonrisa fingida, / cree darse / || en un saludo, / sólo logra / || llenarme de vacío.
De Alvarado: Ya habían herido los árboles las banquetas / ya conocíamos las fronteras | la muerte | el mar. // Las risas | los rostros | las voces / venían de antes. // Sabía poco el cuerpo de sí mismo / y sabíamos /| –aún– / tropezar sin caer. // En aquellos días / en aquella casa / no había distancia / ni sombra. // En aquel tiempo / antes de que pusiéramos las plantas en la tierra / las paredes habían sido pintadas por otras manos / y la correspondencia nunca se correspondía / con los nombres nuestros.
De Minor: Ella / la de dulces de tormenta / no sostuvo las vigas de la casa / el huracán se llevó su bata de dormir / las sandalias y los pies / que encontramos enterrados / al amanecer.