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Negocios y empresas

Tasas de interés negativas

L

a sociedad moderna funciona mediante crédito. Sin recursos financieros, grandes y pequeños proyectos de inversión, públicos y privados, no pueden desarrollar sus funciones de acuerdo con sus potencialidades.

Empresas como Pemex, CFE o el gobierno central necesitan préstamos para hacer frente a sus necesidades y lo mismo sucede con compañías privadas, como Telmex o Cemex, o con los mexicanos que quieren comprar casa.

Quien realiza un préstamo recibe una compensación que se llama interés. Este es el pago que efectúa cada empresa o persona para obtener financiamiento. En caso contrario es difícil que alguien preste dinero, salvo en casos excepcionales, como los créditos familiares o de la banca de desarrollo.

Lo sorprendente del momento que vivimos es que las tasas de interés en los países desarrollados cada vez son menores, lo cual tiene como objetivo estimular la producción y el empleo para evitar una recesión, como las que sucedieron en 1929 y 2009. Con apoyos financieros adecuados se estimula la economía y se trata de evitar la caída de la producción y el consumo.

Resulta que actualmente ya hay gobiernos e instituciones privadas que no sólo emiten bonos con tasas negativas, sino también comienzan a prestar dinero sin cobrar intereses. La semana anterior el gobierno alemán vendió por vez primera en su historia un bono a 30 años con rentabilidad negativa (-0.11%). En Japón se vive un fenómeno parecido al descontar la inflación, con lo que las tasas de interés resultan negativas.

Otro caso es el de Dinamarca, donde el tercer prestamista, el Jyske Bank, paga a compradores de viviendas para que tomen un crédito. El principio que manejan es que ante el excesivo dinero que hay en el mercado, más vale prestarlo y perder un poco de recursos y así estimular al mercado inmobiliario, que mantener inactivo el dinero y perder recursos adicionales.

Todavía los casos comentados son excepcionales, pero la posible recesión que se espera a escala mundial y el exceso de liquidez generan interés de gobiernos e instituciones financieras de reactivar el financiamiento para impulsar el desarrollo. Este es un fenómeno nuevo en las finanzas internacionales que se ampliará en la medida en que se contraiga la economía.