A la memoria de Aldo Zamora, asesinado por
defender el corredor biológico Ajusco-Chichinautzin,
por bandas de taladores clandestinos en el
Parque Nacional Lagunas de Zempoala.
Yo, madero que se tiende
hacia el horizonte de la biosfera,
legrada por la propulsión a chorro
de aviones, proyectiles, cohetes,
no quiero ser astillado
para armar el vuelo de las cometas
asfixiadas con ozono,
no para servir de mondadientes
en la mesa de sacios y rehartos.
Nefando sino me dispensa
la dasocracia en manos del comercio
cuando, hecho pulpa,
en servilletas me deslíe
y en limpiaculos enrollado me transmuta,
clínecs tapaverijas y cubreareolas,
pañales y toallitas, mocaderos,
talegas de mandado y envolturas
son mis metamorfoseos en basura.
La que diáfana fuera celulosa
de mi cuerpo envoltura
es inmundicia ahora
y desecho será
de exterminio global signo ominoso.
Si la extinguible especie de los hombres
me sobrevive, algún testigo
trueque mi último serpollo
en papel de imprimir
donde el poeta escriba
la elegía del bosque devastado.
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