Rebatiña por banderas
PAN se oxigena
#11SMXaPararLasReformas
Varios Gritos
La educación
Respeta la reforma a las grandes fortunas
Una mujer ganó las elecciones en Noruega
Vips y Starbucks en la misma familia
Putin salva a Bashar y a Obama
¿Hay que jalar parejo
?
Paquetazo y clase política
¿Austeridad? No gracias
Voz, sentido, realización
ras el fracaso del presidente estadunidense, Barack Obama, en su intento por sumar apoyos en la reciente cumbre del G-20 a una agresión armada contra el gobierno sirio –promovida a pesar de la multiplicación de indicios de que los ataques con armas químicas perpetrados pudieron ser realizados por los rebeldes que combaten al régimen de Damasco, y no por éste–, parecía inevitable, sin embargo, que el huésped de la Casa Blanca se embarcara en solitario en la ruta bélica en la que él mismo se había entrampado, fuera por falta de perspicacia en el terreno de la política internacional, por las presiones de los halcones de Washington y del complejo militar-industrial de su país –siempre ávido de nuevos escenarios bélicos en los cuales hacer negocios–, por intrigas del gobierno israelí o por una combinación de esos factores.
Recuerdo del golpe contra Salvador Allende
l 11 de septiembre de 1973, un golpe de Estado orquestado por corporaciones extranjeras, principalmente estadunidenses, derrocó al gobierno democrático de Salvador Allende en Chile, quien gobernó a favor del pueblo, nacionalizando el cobre y el salitre, controlando las áreas estratégicas de la economía, congelando precios de alimentos básicos y del transporte, entregando tierra a los campesinos pobres, impulsando educación, salud y vivienda y alimentos para los niños y jóvenes. Por ejemplo daba medio litro de leche diario a todos los niños, bajó en tres años el 17 por ciento la desnutrición, aumentó pensiones, favoreció a indígenas mapuches, fomentó la democracia sindical y la participación de trabajadores en la administración y control de ciertas empresas. Además impulsó la cultura y el arte chileno. El golpe de Augusto Pinochet fue brutal, se asesinó a más de 30 mil chilenos, se impuso a sangre y fuego la dictadura militar y el sometimiento a Washington. Chile fue el primer experimento neoliberal, modelo que ha demostrado su fracaso. A 40 años de la muerte violenta de Allende, la lucha contra las grandes corporaciones, el neoliberalismo que impulsan y por la victoria de nuestros pueblos está a la hora del día. Allende vive… la lucha sigue…Venceremos.
n el año 1968 de nuestro Señor hubo grandes momentos de dicha. Los vietnamitas se llenaron de optimismo con la Ofensiva del Tet
, y los castellanos de gozo con el advenimiento del infante Felipe de Borbón. Pero los argentinos cayeron en honda depresión luego de que en la disputa por el título mundial de los pesos pesados, Joe Frazier le asestó un perfecto knock out a la esperanza blanca nacional
, Ringo Bonavena.
ientras el papa Francisco visitaba a los migrantes y denunciaba sus condiciones infrahumanas en la isla de Lampedusa (7 de julio de 2013), un mes después el cardenal Norberto Rivera se daba la gran vida con sus amigos magnates en el pueblo gallego de Avión, España, según consta en las páginas del número más reciente de Proceso. Ofició misa, jugó dominó y compartió manjares con personajes acaudalados como Olegario Vázquez Raña, Carlos Slim, Miguel Alemán y el hombre más rico de España, Amancio Ortega. Mientras el Papa demanda sencillez y humildad a sus pastores en su visita a Brasil, en ese momento el cardenal degusta los exquisitos vinos franceses y gusta viajar en los jets privados de sus amigos multimillonarios. ¿Es pecado que el arzobispo Rivera cultive amistades poderosas? Por supuesto que no, es muy libre de tener las amistades que quiera, pero es cuestionable que el cardenal falte a uno de los principales juramentos de la vida religiosa: el voto de pobreza. Es un voto que libera –con sabiduría los padres de la Iglesia lo proclamaban– porque aparta las tentaciones de la comodidad y apego a necesidades materiales que alejan a los religiosos de una profunda vida interior, que es la base de un liderazgo espiritual entre sus fieles.
al parecería que los argumentos del presidente Peña Nieto se repiten sin tomar en cuenta los resultados que esos mismos han producido en otros momentos históricos. Han pasado cerca de 20 años de cuando Carlos Salinas de Gortari planteaba las reformas estructurales cuyo eje central serían las privatizaciones y las inversiones extranjeras, con lo cual se lograría la modernización del país y, por supuesto, del crecimiento económico. De las mil 155 empresas en manos del Estado, en la administración de Miguel de la Madrid se redujeron a 743, y para 1994 Carlos Salinas dejó sólo 200 empresas. Los argumentos eran parecidos a los esgrimidos hoy día: serían más eficientes y se lograría bajar los costos de los servicios. Se reformó la Ley de Inversiones y poco a poco se fue incrementando la participación extranjera en un conjunto de actividades económicas, hasta llegar a su completa privatización, como sería el caso de los bancos en México. Hay que señalar la reforma al artículo 27 que dio lugar al fin del reparto agrario y a la privatización de los ejidos. La estrategia central de esa administración fue la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que iba a permitir que en lugar de exportar hombres exportaríamos jitomates
y era una llave para nuestra incorporación al primer mundo. La realidad fue muy distinta, pues es cierto que las inversiones extranjeras llegaron en forma sustancial a México, pero también fue el momento del mayor flujo migratorio hacia Estados Unidos.
a cuestión de fondo del poder la revela Humpty Dumpty, la caricatura inglesa: saber quién manda. Así de simple es el asunto. Sin embargo, muchos en México todavía no descifran tan sutil meollo. Creen, no sin ciertas dudas que, embarcándose en el conjunto de reformas legislativas, quedará asentada la capacidad transformadora que, a su vez, moverá a México. Sobre todo si tales reformas son las estructurales: esas que se necesitan, las que empujarán el crecimiento. Y una vez encarrilados por dicha senda, la marcha hacia el progreso será ascendente. Así, con desplantes teatrales bien montados y ante una luneta ocupada por el México que cuenta
, el cántico del optimismo a flor de piel fue entonado, por doble ocasión, desde Los meros Pinos. Un coro tan destemplado como frágil ofició de respaldo para resaltar las buenas nuevas proclamadas con desparpajo insuperable. La embestida difusiva, empero, se erosiona con premura notable ante los poquiteros resultados que se desgranan en el camino. Dicho coro, desatado desde las reales cúspides del poder a trasmano, no cesa de repetir los monótonos estribillos de bondades inminentes que se obtendrán al concluir las reformas.