Voz, sentido, realización
i quien me lo pregunte, o bueno, quizá me lo he preguntado yo mismo (y sin embargo siento la respuesta como anterior a la pregunta, como volviendo innecesaria esta última) ¿Es la poesía discurso o es voz? De otro modo dicho: ¿es manera, estilo, o es aliento? Producción de sentido, si no he entendido mal, le ha llamado alguien. En todo caso, sentido haciendo su trabajo. Y eso, desde el oficio de poeta, es sobre todo voz, voz ahondando en sí misma –o desde sí volando.
Nunca leeré a Dostoievsky, tal vez tampoco a Rilke, en su escritura original, y sin embargo siento haber tenido acceso a su voz. ¿Ilusión de mistagogo? Su voz, concedamos, trasciende, en cada caso, su respectiva lengua.
Es de trascendencia que querría hablar; dicho mejor: a lo trascendente es que quisiera aludir (más allá, al menos por ahora, no me atrevo). Y a la lengua trascendida. Y todo por algo más bien banal que me provocaba cierto escozor, citar la siguiente declaración, por Carlos Barral Álvarez publicada en el pasado mayo, de Seamus Heaney:
Creo que la poesía y la religión tienen muchas cosas en común porque han tratado siempre de llegar más lejos de lo establecido. Yo mismo tengo un gran interés por lo trascendental y creo que la poesía está en esa dirección, tiende a ir un poco más allá y, aunque no está orientada por lo que la doctrina quiera predicar, sí que tiene la necesidad de satisfacer haciendo más de lo esperado
. Habla, dice el poeta recientemente fallecido, del nivel poético más alto
, y de modo algo inquietante se refiere a Lorca, quien a su ver estuvo a punto de tocar lo más sagrado
.
Asimismo mediante la red (ah, pero antes hay que recordar que el tema es la voz, no el discurso, lo convincente, ¿por convencida?, de una voz, su verdad evidente –como en los aforismos, no a dilucidar) se han divulgado (Soriano y Guinzburg, diciembre de 2012) unos mandamientos
del cinerrealizador Werner Herzog. Dentro del segundo se lee: “No hay técnicas cuando se trata de la intuición. No nací con intuición; la fui adquiriendo. […] Tiene que ver con ciertas cosas fundamentales, elementales”, no susceptibles de ser enseñadas. “Y por supuesto tiene que ver con la poesía. Tiene que ver con cierto sentido de la poesía. Hay que tenerlo adentro, de alguna manera, pero leer ayuda. […] Si no leen, nunca serán realizadores”.