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La imagen desolada en la obra
fotográfica de Juan Rulfo (IV de X)
Después de la ya citada exposición que quiso ser itinerante, montada dentro de un vagón de ferrocarril, en 1990, la siguiente se realizó en 1992, con tres fotos rulfianas dentro de una muestra colectiva exhibida en la Feria del Libro, en Frankfurt: 13 x 10. Die Schrift. Mexikanische Fotografen, de la que se publicó un catálogo llamado 13 x 10. La escritura. Fotógrafos mexicanos. Dos años más tarde, en octubre de 1994, gracias a una selección de Juan Francisco Rulfo, hijo del escritor, el Museo de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes ofreció una nueva muestra fotográfica y su tema fue arquitectónico; poco después, la muestra fue trasladada a las ciudades de Oaxaca y Colima. Ese mismo año, en la primera edición de Los cuadernos de Juan Rulfo, se incluyó una fotografía del autor que se encontraba inédita, un nuevo “Autorretrato” en el Nevado de Toluca, distinto al que ha tenido mayor divulgación, con Rulfo apoyado en un piolet.
Entre el 2 y el 6 de octubre de 1995, con motivo del Congreso internacional de literatura mexicana organizado por la uam, se expusieron algunas fotografías de Rulfo en la UAM-Iztapalapa; pocos meses después, el 29 de febrero de 1996, con el título de Nada de esto es sueño, se inauguró en la Unidad de Seminarios del Fondo de Cultura Económica una breve selección fotográfica que incluyó parte de la serie sobre ferrocarriles y de lo que se expuso en el Museo Franz Mayer. La siguiente fue preparada en Ciudad de México por Socicultur, para el primer semestre de 1996, sobre un camión rodante, a partir de noventa fotos repartidas en tres series alternadas de treinta. La décima exposición de fotografías de Rulfo se realizó en Morelia, en el Auditorio ii de la Casa de la Cultura de Morelia, con el título La imagen develada, entre el 29 de mayo y el 15 de junio de 1996, como parte de las actividades del Homenaje Nacional 1996 a Juan Rulfo, en la que participó el Instituto Michoacano de Cultura.
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La vertiente fotográfica de Juan Rulfo fue conocida desde 1980; entre ese año y 1986, el autor alcanzó a ver dos exposiciones suyas y la impresión de dos libros con abundante material proveniente de sus negativos; después de 1986, hasta 1996, se realizaron ocho exposiciones con material rulfiano y, desde el año de la muerte del escritor, sus herederos se dedicaron a preparar una nueva recopilación de la obra fotográfica, con parte de la obra fotográfica que Rulfo dejó guardada en varias cajas de zapatos debajo de la cama, la cual suma entre 4 y 6 mil negativos, de los cuales no todos tienen contacto. La novedad de este libro es que las impresiones se realizarán directamente desde los negativos, mediante un proceso de digitalización de las imágenes, con lo cual se logrará una pretendida primera muestra estrictamente rulfiana, sin la lectura ni la mano de Nacho López, Daisy Ascher o Jesús Sánchez Uribe.
Ninguno de los dos libros publicados en la década de los ochenta incluyó el afamado “Autorretrato”, en el Nevado de Toluca, tomado alrededor de 1950, que ha sido divulgado en carteles y portadas de libros sobre el escritor. Algo de su obra fotográfica ha sido recopilado en colecciones impresas de tipo misceláneo o antológico, en libros sobre su trabajo como escritor o en revistas y publicaciones periódicas: su labor como fotógrafo sigue esperando la amplia exposición retrospectiva y el libro recopilador que ofrezca al público una muestra que, en volumen, supera las dimensiones físicas de El Llano en llamas, Pedro Páramo y El gallo de oro. Vale la pena agregar que el período de actividad fotográfica de Rulfo coincidió con el literario: de 1940 a 1958, aproximadamente, aunque este cálculo se desmienta con la evidencia de algunos de los retratos incluidos en el Homenaje nacional: los de Ricardo Martínez, José Luis Cuevas, Daisy Ascher, Vicente Rojo y Carlos Monsiváis fueron hechos en 1980.
Para los artistas plásticos, su contacto primordial con el público se realiza a través de las exposiciones de su obra y la permanencia en la memoria del público ocurre con la reproducción, publicación y divulgación impresa de cuanto hayan realizado. En el caso de Rulfo, la obra fotográfica que lo hace permanecer más allá de quienes la han visto en exposiciones, catálogos, selecciones de revistas, suplementos y espacios editoriales especializados es lo que publicó en esos dos libros llamados Homenaje nacional e Inframundo: ambas son ediciones agotadas y presentan tantas y tan importantes diferencias entre sí que vale la pena detallarlas.
(Continuará)
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