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Placebo, ahora por el sol
El idilio de Placebo con México se remonta a 2001 cuando el trío, todavía con el baterista Steve Hewitt, pisó el Teatro Metropólitan presentando su disco Black Market Music. Desde entonces quedó claro que la fama del conjunto británico crecería velozmente en estas tierras amantes de la oscuridad, pues su propuesta contenía algunos condimentos básicos en la dieta del melómano mexicano seguidor de bandas darketas, como The Cure y los Pixies; de personajes como David Bowie y Peter Murphy, así como del grunge tipo Nirvana y Pearl Jam. Nos referimos a cierta androginia, a la peculiar tesitura de las voces (o muy agudas o muy graves), al desgarrado oficio de las guitarras y a un inteligente aprovechamiento del pop en letras y ritmos.
Prueba de la efectividad patente en Placebo fue que el mismo año se presentaron en el Pabellón Este del Palacio de los Deportes y para 2003 repitieron en el Metropólitan, además de participar en un festival masivo en el Foro Sol al lado de Kinky, Cerati y Café Tacuba. En 2005 hicieron una gira que incluyó Guadalajara y Monterrey y, finalmente, en 2006 sacudieron el escenario principal del Palacio de los Deportes por sí solos. Así, cumpliendo quince años de trayectoria con Battle for the Sun, sexto álbum en su carrera, Brian Molko, Stefan Olsdal y su nuevo miembro, Steve Forest, calmarán nuestra sed luego de tres años de ausencia, conquistando nuevamente el “domo de cobre” de Churubusco y Añil, el próximo 30 de septiembre.
Placebo |
Con un optimismo inusual para artistas de perfil sombrío, en la edición especial de Battle for the Sun, los músicos ofrecen un esclarecedor documental de cuarenta minutos gracias al cual presenciamos parte de sus grabaciones en los estudios Metal Works de Toronto, ahora bajo la tutela del productor David Bottrill (My Bloody Valentine, Nine Inch Nails, Smashing Pumpkins). “Queríamos hacer un disco colorido –nos explica Brian Molko– pues Meds fue un disco muy oscuro y depresivo. Este es más optimista y rápido, más psicodélico en el sentido del color.”
Nutrido sobre todo por entrevistas a sus fundadores, el pietaje regala pasajes íntimos como la inclusión de su nuevo miembro, ensayos y momentos de creación particularmente interesantes para músicos e ingenieros. Asimismo, las ideas de Molko y Olsdal frente a la industria discográfica dan mucho a la reflexión. “Placebo se halla frente a un cuadro en blanco nuevamente –explican–. Tenemos un nuevo integrante y decidimos ya no firmar contrato con ninguna disquera; fundamos la nuestra, lo cual es un alivio después de tantos años ligados a un sello transnacional.”
Sobre las diferencias entre este trabajo y los anteriores, no tienen problemas al admitir que durante años trabajaron en una zona de comodidad. “Luego de cinco discos grabados en Europa con productores europeos –dicen– decidimos mirar a Norteamérica y pensamos en David Bottrill. Queríamos salir de la zona de confort con un sonido que fuera enorme y él lo logró.” Asimismo, Placebo suena diferente por las dotaciones y arreglos que añadieron al trío. “Pusimos cuerdas y después nos preguntamos si cabrían los metales, los alientos –comparte Olsdal–. Creo que esto sorprenderá a mucha gente porque no es un sonido que asocien con nosotros.”
Desde ya le decimos al bajista que, sin lugar a dudas, esta batalla por el sol le hará perder numerosos fanáticos al grupo, al tiempo que abrirá nuevas puertas y orejas en quienes no lo conocían. De ahí que, como señala Molko, el plan para los dos siguientes años sea el de viajar tanto como sea posible, mostrando lo que seis músicos pueden hacer sonando juntos: “Iniciamos hace quince años como un trío y ahora somos el doble de personas en el escenario porque nuestro sonido es doblemente complejo.”
Sólo el tiempo dirá si el balance por estos cambios resulta positivo. Mientras son peras o manzanas, Placebo ya tiene en su agenda una gran gira que incluye once presentaciones en Francia más otras veinticinco en el resto de Europa. Banda extraordinaria, hay que verla en vivo; además, hay que dejar que sus discos se disuelvan lentamente en el estómago para elevar un juicio. Por el momento diremos que Battle for the Sun muestra una cara menos intensa pero más apasionada; ésa que viene con la conciencia y la superación, con la tranquilidad y el éxito, pero que muchas veces se desconecta de la realidad. Cosa curiosa, a la manera de u 2 con “Vértigo”, o de The Clash con “Should I Stay Or Should I Go”, en la pieza “Ashtray Heart” Placebo nos canta en español.
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