¿En qué gastaste todo ese dinero?, le grita su madre. Sin responder, Noemí toma la bolsa que cuelga de una silla, abandona el departamento y baja de prisa las escaleras. Su taconeo no logra acallar la exclamación que su madre repite desde el tercer piso: te pregunté ¿en qué gastaste ese dinero?
¡Respóndeme!