Número 155 |
La homofobia divide, debilita y mata El derecho a la igualdad está reconocido en la Constitución y el derecho a la no discriminación se incorporó a la Carta Magna en 2001. Sin embargo, la discriminación y exclusión social hacia las personas con orientación sexual o identidad de género distinta a la heterosexual se practica en cualquiera de sus formas, al persistir prejuicios tales como la homofobia y machismo que originan la segregación de hombres y mujeres homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgéneros, víctimas frecuentes de extorsión, humillación y expulsión de sus comunidades, de sus familias o incluso de lesiones y asesinato. Diferentes encuestas de opinión levantadas durante varios años en México por distintas instituciones y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, señalan que 66 por ciento de las personas no compartiría el techo con un homosexual; 39 por ciento opinó que los homosexuales no debieran participar en política y 40 por ciento respondió que no aceptaría que un homosexual viviera en su casa, en tanto que 25 por ciento de los profesionales de la salud considera, erróneamente, que la homosexualidad es la causa del SIDA en México. En relación a los homicidios en contra de personas homosexuales, 98 por ciento permanece en la impunidad ante la explicación frecuente de agentes del Ministerio Público de que se trata de “crímenes pasionales”, con lo que justifican el abandono de las investigaciones y la falta de seguimiento de las distintas líneas de una investigación criminal hasta agotarla. En palabras del Dr. José Antonio Izazola Licea, Director General del Centro para la Prevención y el Control del VIH/SIDA (CENSIDA), la homofobia es una patología social. En tal sentido, la homofobia entendida como el rechazo, la intolerancia, el miedo irracional y el prejuicio basados en la orientación, en la identidad de género o en los comportamientos sexuales no heterosexuales, constituyen una grave forma de discriminación que tiene serias consecuencias en la salud pública. La homofobia puede conceptualizarse como el reverso de la misoginia y el machismo, es decir, una expresión más de la inequidad de género. La homofobia adquiere dimensiones desproporcionadas debido a que muchos hombres no pueden soportar que otros hombres adopten o muestren rasgos femeninos, o aún a aquellos que toleren lo que en su mente disminuye la virilidad –es decir, la atracción por otros hombres— y por tanto los hombres que tienen sexo con otros hombres no debieran contar con los privilegios destinados exclusivamente a los hombres heterosexuales. La infección por VIH no es exclusiva de los hombres que tienen sexo con hombres, sin embargo, éstos constituyen todavía el grupo más afectado en nuestro país dado que el 59 por ciento del total de hombres que han desarrollado SIDA registrados en México pertenecen a este grupo. El mayor acto homofóbico sería negarles esfuerzos intensivos de prevención focalizada. En el marco de la conmemoración del 17 de mayo del Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, el CENSIDA trabajó para que se reconozcan los esfuerzos contra la homofobia, en razón de que en esta fecha, en 1990, la Organización Mundial de la Salud, tras una amplia consulta con los países miembros de su Consejo y con base en evidencia científica, corrigió el error que mantuvo por años y por tanto la homosexualidad dejó de ser clasificada como enfermedad o desorden mental. En esta celebración participaron el Dr. Mauricio Hernández, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud; el Dr. César Núñez, Director Regional de ONUSIDA para América Latina; el Sr. Arnaud Peral, Representante de ONUSIDA en México, y el Dr. José Antonio Izazola, quienes se manifestaron por erradicar esta forma de discriminación. Por otro lado, en un ambiente homofóbico tanto los hombres heterosexuales como los hombres “gay”, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis y otros hombres que tienen sexo con hombres pueden no prestar atención a los llamados preventivos: unos probablemente por temor a ser “identificados” como homosexuales y por tanto ser discriminados; otros como resultado de la baja autoestima de ser discriminados. El efecto pernicioso de la homofobia es posiblemente el obstáculo más complejo de vencer al momento de implementar estrategias preventivas. La homofobia divide a las familias, a las comunidades. La división promueve odio y segregación de los seres queridos. La homofobia debilita a las personas que la ejercen, a las víctimas de la discriminación y a los sistemas de salud. La homofobia limita la esperanza de construir un país donde el marco de derecho encuadre el actuar de las instancias públicas, sociales y privadas, así como construir un estado de pleno goce de garantías, donde sea el respeto el valor que se inculque y se ejerza y no el odio irracional. La homofobia mata personas. En este mes en que se conmemora el inicio del movimiento “gay” por los derechos de los homosexuales es un buen momento para continuar con la lucha contra la homofobia en cada uno de nuestros actos y no circunscribirnos a la festividad durante un solo día. Considerando que la Homofobia es un asunto de Derechos Humanos y de grave impacto para la Salud Pública, les invitamos a luchar contra ella y a que nos ¡HAGAMOS UNO CONTRA LA HOMOFOBIA!
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