Ningún hombre, si los hombres son dioses
ningún hombre, si los hombres son dioses;
mas si los dioses tienen
que ser hombres, el hombre a veces único es éste
(el más común, pues cada angustia es su dolor;
y, pues su gozo es más que gozo, el más raro)
un demonio, si los demonios dicen la verdad;
si los ángeles arden
por su propia luz completa y generosa,
un ángel; o (como rechazará varios mundos
antes que defraudar al destino inmensurable)
cobarde, payaso, traidor, idiota, soñador, bestia–
tal fue el poeta y será y es
–que habrá de descifrar los abismos del horror
defendiendo con su vida la arquitectura
de un rayo de sol:
y labrará perpetuas junglas de desesperación
para tener en su mano el palpitar de una montaña |