A la memoria de
Rafael Ramírez Heredia
Óscar Oliva
Entraste. En el cuerpo ronco, en la garganta ronca.
Entraste con los pulmones hechos pedazos, sin resurrección posible.
Con todo el cuerpo abierto, como boca roncando.
Con la frente de fuera, sin ninguna escritura.
Foto: Cristina Rodríguez/ archivo La Jornada |
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