Washington. Estados Unidos no enviará sistemas de cohetes de largo alcance (MLRS) a Ucrania que puedan llegar a Rusia –como ha pedido Kiev– afirmó ayer el presidente Joe Biden, en comentarios que fueron saludados por el presidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvediev.

Los medios de comunicación estadunidenses informaron que Washington prepara el suministro de sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes de largo alcance a Kiev, después de la aprobación por el Congreso de una ayuda adicional a Ucrania de 40 mil millones de dólares. Sin embargo, John Kirby, vocero del Pentágono, no confirmó el envío de los MLRS M270, armamento muy móvil, con un alcance hasta de 300 kilómetros.

Kiev también pidió a Estados Unidos el sistema M142 Himars, con un alcance de entre 70 y 150 kilómetros, muy superior a las baterías de obuses M777, que son las que actualmente se entregan a Kiev y tienen un alcance efectivo de no más de 40 kilómetros.

Un funcionario del gobierno estadunidense aseguró que aún se analiza enviar sistemas MLRS, pero sin capacidades de ataque de largo alcance, lo que permitiría su uso fuera del campo de batalla.

El senador republicano Lindsey Graham calificó la decisión de Biden de “traición” a Ucrania y a la democracia. “Al parecer, la administración de Biden se siente nuevamente intimidada por la retórica rusa”, tuiteó el legislador opositor.

En el frente bélico, las fuerzas rusas avanzaron al centro de la estratégica ciudad de Sievierodonetsk, en el este de Ucrania. Las tropas rusas combatían calle por calle con los soldados ucranios en batallas que, de acuerdo con el alcalde Oleksandr Striuk, han dejado a la ciudad “completamente destruida” y han obligado a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares.

Analistas militares describieron los combates en Sievierodonetsk como parte de una carrera contra el tiempo para el Kremlin que, aseguran, quiere completar su captura de la región industrial del Donbás antes de que lleguen más armas de Occidente para reforzar las defensas ucranias.

En los últimos días, los enfrentamientos se han centrado en Sievierodonetsk, en una batalla que el presidente ucranio, Volodymir Zelensky, ha calificado de “indescriptiblemente complicada”.

Los ataques incesantes de la artillería rusa han destruido infraestructura vital y dañado 90 por ciento de los inmuebles. Además, la ciudad que tenía 100 mil habitantes antes de la guerra ha quedado en buena medida sin servicios de luz y comunicación.

“El número de víctimas aumenta hora tras hora, pero no hemos podido contar los muertos y heridos en medio de combates callejeros”, declaró el alcalde, y añadió que las tropas de Moscú avanzaron unas cuadras más hacia el centro de la ciudad.

El ejército ucranio dijo que los soldados rusos reforzaron sus posiciones en los flancos al noreste y sureste de Sievierodonetsk, 145 kilómetros al sur de la frontera rusa, en una zona que es el último reducto del control del gobierno ucranio en la provincia de Lugansk, cuyo gobernador, Serhiy Haidai, dijo que los rusos también avanzaron en la ciudad cercana de Lysychansk.

Muere periodista francés

En este contexto, Fréderic Leclerc-Imhoff, periodista francés, murió cuando cubría una operación de evacuación de civiles cerca de Sievierodonetsk, anunciaron las autoridades francesas, que pidieron una “investigación transparente”.

Un coche bomba explotó en Melitopol, causando dos heridos, indicó la administración prorrusa de esta ciudad del sur de Ucrania, que acusa a Kiev de estar detrás de este “atentado”.

Las Fuerzas Armadas de Ucrania ubicaron en más de 30 mil 300 el número de militares rusos muertos desde el inicio de la invasión el 24 de febrero pasado y recalcaron que alrededor de 200 murieron durante los combates del último día.

En tanto, el canciller ruso, Serguei Lavrov, rechazó rumores de que el presidente Vladimir Putin tenga problemas de salud, en una entrevista con la televisión francesa, informó el diario The Independent.