Nueva York. Tras cinco años de espera, el rapero californiano Kendrick Lamar, cuyas conmovedoras letras se convirtieron en la banda sonora del movimiento Black Lives Matter, presentó su nuevo álbum ayer, en el que predomina la crítica social con ciertas dosis de introspección.
El muchacho de Compton es una de las grandes voces del rap estadunidense, el único artista hip hop que ha obtenido un premio Pulitzer, por las letras de DAMN., el disco que publicó en 2017.
“Kendrick es un verdadero letrista (...) siempre tiene algo profundo que decir”, señaló Lakeyta Bonnette-Bailey, una profesora de la Universidad de Georgia que ha analizado las relaciones entre el rap, la política y la justicia social y elogia su capacidad de usar las “metáforas” y “construir ritmos con versos”.
En sus letras “cuenta sus propias luchas por medio de la música pero documenta y cuenta también la historia de lo que ocurre en el Estados Unidos negro, en Compton o en la diáspora negra”, agregó.
Tras su premio Pulitzer, Lamar supervisó y creó algunas canciones de la banda sonora de la película de los estudios Marvel Pantera Negra, como All The Stars, un dúo con SZA nominado a los Grammy y a los Óscar. También colaboró con otros artistas, como su primo Baby Keem.
Demonios interiores y emociones sofocadas
Su quinto álbum de estudio, Mr. Morale and the Big Steppers, que llegó a las plataformas de streaming, disipa las dudas de los que temían una retirada anticipada. Sus fans podrán verlo en directo en una gira estadunidense y luego mundial a partir del verano.
A lo largo del álbum, Lamar medita sobre los demonios interiores, las emociones sofocadas, las luchas familiares, las trampas de la fama.
El tema We Cry Together, en el que participa la actriz Taylour Paige, describe una discusión de pareja, pero los ataques personales se transforman en una rabia más colectiva, sobre todo por la falta de consideración para las mujeres en la sociedad.
Lamar critica también la forma en que son tratadas las personas trans en Auntie Diaries.