Este viernes entra en vigor el primer tratado global que aborda la violencia y el acoso en el trabajo. Se trata del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual establece que dichos problemas son incompatibles con el empleo decente, afectan la salud sicológica, física y sexual de las personas, y pueden constituir una violación a sus derechos humanos.
Este pacto fue adoptado por la 108 Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, celebrada en junio de 2019, y junto con la Recomendación número 206 reconoce el derecho de toda persona a una fuente de ingresos libre de violencia y acoso, y prevé un marco común para la acción.
Hasta la fecha, sólo seis países lo han ratificado, tres de ellos son de America Latina: Argentina, Ecuador y Uruguay. El resto son Fiji, Namibia y Somalia. México no lo ha suscrito.
El Convenio 190 indica que la violencia y el acoso laborales pueden constituir un abuso de los derechos humanos, una amenaza para la igualdad de oportunidades, y son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente.
Además, afectan a la salud sicológica, física y sexual de las personas, a su dignidad, y a su entorno familiar y social. Pero tras la adopción del Convenio 190, la pandemia de Covid-19 ha puesto esta cuestión aún más en alto relieve, pues desde el comienzo de la emergencia global, en todos los países se han denunciado muchas formas de hostilidad relacionadas con el ambiente laboral, en particular contra las población femenina y los grupos vulnerables.
Esta problemática afecta a todas las personas, pero “de manera desproporcionada a las niñas y mujeres, al impedir que puedan acceder al mercado de trabajo, permanezcan en él o progresen profesionalmente”.
En México, más de 26 mil personas dejaron su empleo por situaciones de discriminación o acoso, en el primer trimestre de 2021, de las cuales 64 por ciento son población femenina, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
“Un futuro del trabajo mejor está exento de violencia y acoso. Insto a los países a ratificar el convenio y ayudar a construir, junto con los empleadores, los asalariados y sus organizaciones, una vida digna, segura y saludable”, señaló Guy Ryder, director general de la OIT. El citado convenio protege también a quienes tienen una relación contractual como empleados en formación, incluidos los pasantes y los aprendices; los despedidos, los voluntarios, quienes buscan empleo y los postulantes.
De igual forma, esta norma internacional aplica a todos los sectores, público o privado, en la economía formal e informal, y en zonas urbanas o rurales.