El marxista estadunidense William I. Robinson, profesor de la Universidad de California en Santa Bárbara, publicó a finales del año pasado uno más de sus libros que, por sus alcances y profundidades, se convierte en instrumento imprescindible para la comprensión de las características y tendencias de la actual forma de acumulación capitalista en el ámbito planetario.
El Estado policiaco global (The global police state, Pluto Press, 2020) es el título de la obra, que recomendaría fuera traducida y publicada en castellano, en la que el autor desarrolla el concepto de Estado policiaco global para identificar más ampliamente el carácter emergente de una economía y una sociedad globales, como una totalidad represiva, cuya lógica es tanto cultural y económica como política.
Más específicamente, el Estado policiaco global se refiere a tres factores interrelacionados: en primer término tenemos el sistema cada vez más omnipresente de control social, represión y guerra promovido por los grupos gobernantes para contener la rebelión real o potencial de la clase trabajadora global y la humanidad considerada sobrante. En segundo lugar, se ubica el desarrollo y la aplicación, cada vez en mayor grado, de este sistema represivo como medio para asegurar los beneficios y la continuidad de la acumulación de capital, de cara a su estancamiento, a través de lo que Robinson denomina acumulación militarizada o/y acumulación represiva. En tercer lugar, señala la tendencia hacia sistemas políticos que pueden ser caracterizados como el fascismo del siglo XXI o, en un sentido más amplio, como totalitarismo. Paralelamente, una cultura neofascista se impone por medio del militarismo, la misoginia y masculinización extrema, junto con el racismo.
Este Estado policiaco global surge cuando el capitalismo mundial se encuentra en una crisis sin precedente, dada su magnitud, dimensión global y la extensión de la degradación ecológica y el deterioro social, así como la imposición de medios de violencia en todas las latitudes del planeta contra los pobres y las clases trabajadoras. Esto ha provocado el surgimiento de múltiples movimientos que se oponen a este Estado policiaco global, por lo que es crucial identificar sus características, particularmente sus derivas autoritarias y represivas.
En esta misma dirección, he propuesto en mi libro Estudiando la contrainsurgencia de Estados Unidos: manuales, mentalidades y uso de la antropología (https://cutt.ly/Qn6WURr) el concepto de terrorismo global de Estado para, precisamente, caracterizar la política de violencia perpetrada por aparatos estatales imperialistas en el ámbito mundial contra pueblos y gobiernos, con el propósito de infundir terror y en violación del derecho nacional e internacional. El terrorismo global de Estado violenta los marcos ideológicos y políticos de la represión “legal” (la justificada por el marco jurídico internacional) y apela a “métodos no convencionales”, a la vez extensivos e intensivos, para aniquilar a la oposición política y la protesta social a escala mundial.
El contenido del libro, expuesto con especial rigor metodológico, sustento teórico y, a la vez, magistralmente pedagógico, presenta en el capítulo uno, “Capitalismo y sus crisis”, las tesis de Robinson sobre una teoría de la globalización como una nueva época de la siempre dinámica y abierta evolución del capitalismo mundial, en la que muestra cómo el Estado policiaco global responde a una crisis inherente a contradicciones internas del propio sistema. Se centra en el nivel estructural de la crisis, en el que refiere a la sobreacumulación, concepto que amplía en los siguientes capítulos, examinando la financiarización y digitalización del capitalismo global, que, lejos de resolver la crisis, la agravan. En el segundo capítulo, “Desigualdades salvajes. El imperativo del control social”, Robinson explica que la aglutinación de poder económico en manos de las clases del capitalismo trasnacional genera una concentración de su poder político, que sólo puede ser considerado como dictadura del capital trasnacional, mientras en el capitulo tres, “Acumulación militarizada y acumulación por represión”, el autor muestra cómo el capital trasnacional es cada vez más dependiente de una economía global que, al mismo tiempo, se basa en una represión organizada por el Estado, basada en la guerra, el control social y la represión.
La obra termina con el capítulo cuatro, “La batalla del futuro”, donde Robinson analiza los proyectos emancipatorios en el mundo y la revitalización de la izquierda, que podrían traer un horizonte de socialismo ecológico y liberación de la especie humana. Nuestro autor considera que enfrentamos una crisis de humanidad, que sólo puede resolverse en el marco de relaciones de reciprocidad y mutuo bienestar.
¡Enhorabuena, William, por la tarea cumplida!