Montreal. Canadá se vio sacudida ayer por el hallazgo de más de 750 tumbas anónimas en un lugar donde funcionaba un internado para estudiantes indígenas gestionado por la Iglesia católica, menos de un mes después de la aparición de los restos de 215 niños en otro centro.
Los líderes de la comunidad y la Federación de Naciones Indígenas Soberanas de Saskatchewan anunciaron en conferencia de prensa que se encontraban cerca del antiguo internado de Marieval, en la provincia de Saskatchewan.
El jefe de la Primera Nación de Cowessess, Cadmus Delorme, aclaró que no se trata de una fosa común, y añadió que las tumbas pudieron haber estado marcadas en algún momento, pero que “los representantes de la Iglesia católica quitaron esas lápidas”. Recordó que eso se considera delito en Canadá.
“Sin duda estaban tratando de ocultar el número de niños que fueron abusados y asesinados en estas instituciones”, acusó Bobby Cameron, jefe de la Federación de Naciones Aborígenes Soberanas de Saskatchewan, a la CBC.
“Teníamos campos de concentración”, había denunciado en rueda de prensa. “Canadá será recordada como una nación que intentó exterminar a las primeras naciones”.