Nairobi. Tres empleados de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) -una española y dos etíopes- murieron en un ataque en la región del Tigray, en el norte de Etiopía, anunció este viernes la sección española de la organización humanitaria.
"Perdimos contacto con ellos y el coche en el que viajaban ayer por la tarde [jueves] y esta mañana el vehículo ha sido hallado vacío y, a unos metros de distancia, sus cuerpos sin vida", indicó MSF en un comunicado, denunciando un "brutal asesinato".
Los fallecidos son la madrileña María Hernández, de 35 años, coordinadora de emergencia en la zona y con experiencia previa en México, Yohannes Halefom Reda, asistente de coordinación de MSF y de 31 años de edad, y su conductor Tedros Gebremariam Gebremichael, también de 31 años.
"Condenamos este ataque a nuestros compañeros en los términos más rotundos y no pararemos hasta esclarecer lo sucedido", prometió la organización humanitaria.
Este ataque "tendrá consecuencias dramáticas para la asistencia a las poblaciones a las que María, Yohannes y Tedros servían", añadió MSF en su comunicado.
La ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, manifestó su "gran tristeza por el asesinato" de los tres empleados de MSF, y dijo estar "en contacto con las autoridades etíopes para esclarecer los hechos y repatriar el cadáver" de María Hernández.
En los últimos días, Tigray ha sido escenario de nuevas batallas. Un bombardeo aéreo contra un mercado en la localidad de Togoga causó esta semana al menos 64 muertos y 180 heridos.
El Ministerio etíope de Relaciones exteriores afirmó el viernes por la noche en Twitter que los tres murieron en la localidad de Abi Adi, a unos 50 kilómetros al oeste de la capital regional Mekele.
Agregó que "el TPLF (Frente de liberación del pueblo del Tigray) opera activamente" en la zona.
La región de Tigray, en el norte de Etiopía, es escenario de un conflicto desde que en noviembre el ejército lanzó una operación para derrocar a las autoridades regionales disidentes del TPLF.
Crímenes contra la población civil
El gobierno central instaló una administración de transición en Tigray, mientras la operación militar ha derivado en un conflicto de larga duración, repleto de relatos de crímenes contra la población civil (masacres, violaciones, desplazamientos…).
El conflicto entre las fuerzas afines al TPLF y el ejército etíope ha llevado según la ONU a 350 mil personas al borde de la hambruna y a millones a abandonar sus hogares, algo que el gobierno etíope niega.
Tropas provenientes de la Eritrea vecina para combatir al lado del ejército etíope, y que están aun presentes, son sospechosas de cometer numerosas atrocidades.
En los últimos días, habitantes, responsables locales y diplomáticos relataron a la AFP el reinicio de la actividad militar especialmente alrededor de las estratégicas ciudades de Adigrat y Wukro.
El ataque contra el mercado de Togoga, un día después de las elecciones legislativas y regionales, iba destinado según el ejército contra los combatientes rebeldes.
El bombardeo fue condenado el miércoles por la ONU, que pidió una "investigación rápida sobre este ataque y los actos ulteriores que privaron a las víctimas de atención médica".
Estados Unidos también pidió una investigación independiente del ataque. El gobierno de Etiopía tiene plena responsabilidad de asegurar la seguridad de los trabajadores humanitarios y el acceso libre a la ayuda humanitaria", comentó Ned Price, portavoz del departamento de Estado.
El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dijo que el bloque condena la matanza "en los términos más firmes posible", y agregó que "esta atrocidad es otro ejemplo espantoso de la escala del conflicto en Tigray".
El viernes por la noche, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización mundial de la Salud (OMS), originario del Tigray, denunció el ataque y acusó a las autoridades de "haber matado y herido civiles".